POLICIA
arranca el juicio contra tres policías acusados por homicidio

La increíble trama de una puesta en escena policial para ocultar un crimen

En octubre de 2020, tres oficiales salieron en persecución de Néstor Costilla, un joven repartidor de comida platense pero nunca reportaron la novedad. Cuando lo alcanzaron apagaron las luces, lo embistieron por atrás y comenzaron a golpearlo hasta matarlo. Apenas se dieron cuenta de que la víctima no respondía, se fueron del lugar pero pocos minutos después regresaron e informaron que había sufrido un accidente. Las cámaras derribaron su versión y en marzo serán juzgados por un jurado popular.

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Los oficiales Damián Aquino, Mauricio Rodríguez Medina y Sergio Martínez serán juzgados en marzo por el asesinato de Lito Costilla. Podrían recibir una pena de prisión perpetua. | cedoc

Néstor Ramón “Lito” Costilla, un joven repartidor de 28 años, fue asesinado en la ciudad de La Plata de manera brutal por tres agentes policiales de la Bonaerense, quienes intentaron hacer pasar el hecho como un accidente de moto. Sin embargo, tras la incansable pelea de su familia y el cúmulo de pesadas evidencias que fueron recolectando, se modificó la carátula penal inicial, se comprobó el crimen y los implicados fueron detenidos. El mes que viene serán juzgados por un jurado popular, que finalmente decidirá su suerte.

PERFIL dialogó con Daiana Costilla, la hermana de Lito, quien admitió que pese a lo cerca que está el epílogo de esta larga pesadilla, que se inició el 7 de octubre de 2020, están atravesando un momento muy difícil. “Todos en la familia comenzamos a ir al psicólogo para ir preparándonos para el juicio, porque sabemos que va a ser un momento tremendamente duro. Estamos con la cabeza a mil por esto, es empezar de nuevo de cero. Volveremos a escuchar la declaración de los testigos de a uno. Vamos a revivir todo el momento”, dijo.

Cambio de carátula. De acuerdo a la versión policial, Lito, que se dedicaba a repartir comida a domicilio para alimentar a sus cinco hijos, estrelló en las calles 524 entre 120 y 121 su moto Honda Wave contra un poste de luz, luego de haber tropezado con un pozo mientras circulaba a “alta velocidad”, y se continuó esa línea pese a la serie de irregularidades que fueron surgiendo.

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Los allegados de la víctima dudaron de esa hipótesis y sospecharon que los numerarios de la fuerza estaban involucrados. Establecieron que el joven sufrió una persecución injustificada que “ni siquiera fue modulada y no quedó registrada”. Claro que no apuntaron contra la cúpula policial aleatoriamente, sino que fueron sumando sobradas pruebas para creer en su directa responsabilidad.

Esas evidencias las presentaron en la Justicia y forman parte del expediente, que finalmente cambió su carátula inicial de “muerte por accidente” a “homicidio calificado por haberse perpetrado por integrantes de la fuerza policial abusando de su función o cargo, en concurso real con falsedad ideológica de instrumento público agravada por su comisión por parte de funcionarios públicos con abuso de sus funciones”.

Evidencias. “Por las cámaras de seguridad vimos que lo venían persiguiendo tres efectivos en dos motos de la Policía. Lo mataron”, relató Daiana, que enumeró otros datos precisos en esa dirección: “La Policía dijo que manejaba rápido, pero los peritos lo desmintieron y detallaron que iba a 20 o 30 kilómetros por hora, y que hubo una fuerza externa contundente que hizo separar el cuerpo de la moto”. Expuso que, por otra parte, “no coincide” cómo quedó el cadáver con el rodado de haberse tratado de un accidente. “Quedó a siete metros de la moto y si venía a 30 kilómetros máximo es imposible que vuele tan lejos. Para terminar así tuvo que haber caminado o tuvieron que correrlo y acomodarlo como estaba”.

Otros puntos que le hicieron ruido fueron que Néstor “tenía las costillas derechas fracturadas y él estaba desparramado en forma fetal del lado opuesto. Si voló y fue un golpe seco que lo mató en el acto, es inexplicable que se haya roto las costillas derechas y no las izquierdas, con las que cayó. Además, la ropa estaba intacta, como si nunca hubiera tenido un accidente. Se supone que si rodó debía estar rasgada, mientras que tenía el tabique roto pero el tapaboca intacto. ¿Cómo pudo haberse golpeado contra el asfalto sin que se le moviera? Y si cayó contra el pasto debería tener barro, o estar manchado al menos, pero no tenía nada. También tenía todo el cráneo fracturado porque se supone que salió despedido varios metros de la moto, pero tenía puesta la visera, intacta”.

Agregó que de los tres peritos que revisaron el caso uno fue el oficial puesto por la fiscalía, otro fue de parte y el restante lo contrataron ellos para hacer una interconsulta. “Los tres coincidieron en que a Lito lo golpearon y que tuvieron que acomodar el cuerpo porque jamás pudo haber terminado como quedó en relación con la moto. No coincide. Es imposible”.

Además, para los amigos de la víctima, es poco probable que un pozo haya sido el causante de la desgracia, pues él era repartidor y conocía a la perfección el barrio y sus baches.

Persecución mortal. La principal hipótesis que maneja la familia, en base a las imágenes de cámaras de seguridad, es que a Costilla empezaron a seguirlo en la diagonal 74. Dos motos de la fuerza, con tres agentes a bordo, cruzaron una rotonda a contramano (escena que se ve en un video), cuando el repartidor lo hizo bien.

“Ellos iban detrás, a cierta distancia para que él no sospechara y ya en 525 le pegaron a la moto. Apagaron las luces y lo cruzaron en 524 y 121. Nunca hubo una modulación de que venían en persecución”, contó Daiana.

Separados los ciclomotores por pocos centímetros, llegaría el desenlace de la historia: “Un testigo vio cuando una de las motos se puso atrás de la de mi hermano y otra al costado. Desde esta última le pegaron una patada, creemos que en las costillas. Se agarró por el dolor, soltando el volante. Se cayó, se levantó, hizo unos pasos y le dieron un tonfazo o un culatazo con la escopeta en la cabeza, con lo que lo terminaron de matar. Por eso caminó y el cuerpo no coincide con dónde estaba la moto”.

A partir de ese momento, los tres oficiales de la Policía local platense (Damián Aquino, Mauricio Rodríguez Medina y Sergio Martínez) intentaron cubrir su accionar: “Rodríguez y Martínez dieron una vuelta manzana, donde, según dijeron, un transeúnte los paró para decirles que había un chico sin vida. No hay ninguna cámara donde se vea eso. Aquino se fue de la escena del crimen y llegó hasta 527, para después regresar. Los tres cometieron un montón de irregularidades, como cambiar el acta de procedimiento porque al principio aseguraron que el transeúnte les avisó en 524 y después lo modificaron para decir que fue en 525. Por otra parte, se pasaron de jurisdicción y ya no les correspondía estar donde estaban. Falsificaron el libro de guardia y pusieron que recién a las 23.38 salieron a recorrer, y el accidente fue a las 23.40. En dos minutos no pudieron hacer tantas cuadras y pasarse de jurisdicción”.

Gracias a todas las evidencias recolectadas, el fiscal de la causa, Juan Cruz Condomí Alcorta, pidió las detenciones de los implicados, y de un cuarto acusado, que luego fue absuelto (el jefe de guardia de la noche del crimen). Aquino, Rodríguez Medina y Martínez fueron exonerados primero y luego detenidos en enero de 2023, casi 800 días después del hecho, y se encuentran con prisión preventiva confirmada luego de los reveses judiciales que obtuvieron desde la Cámara de Apelaciones (como pedir la domiciliaria).

 

“Lo mataron por odio”

N.F.

El mes que viene arrancará el debate por jurados, que sería de ocho jornadas y en donde desfilarán más de cien testigos (aunque se puede reducir tras la audiencia preliminar).

“El caso fue muy particular y logramos revertir la causa. Es un gran logro el que obtuvimos tras luchar incansablemente. Estamos contentos de eso”, narró Daiana, y añadió: “Todo el recorrido que hicimos al principio lo hicimos inconscientemente por la bronca, la angustia. Después de tres años y medio, estoy consciente de lo que pasó, sé quiénes asesinaron a Lito y cómo, y duele el triple”.

“Por más que los condenen, a mi hermano no lo tengo más y el daño que hicieron en mi familia es irreparable. Lo único que pretendo es que todo se dé de la mejor manera para no seguir sufriendo. Ya sufrimos un montón. Sea la pena que les den, que espero sea justa y ejemplar porque eran funcionarios públicos que estaban para cuidarnos y no para asesinarnos, no hay nada que pueda reparar o calmar el dolor que nos provocaron. Y queremos que se tomen en cuenta varios puntos, como que lo mataron por odio. Lo juzgaron de antemano por ir en moto con visera. Queremos que se tenga en cuenta el daño que les provocaron a sus hijos”, culminó.