A Isidro Álvarez le dictaron la prisión preventiva en los últimos días. Lo acusan de haber abusado sexualmente de siete niñas entre 1995 y 2019. Todo ocurrió mayormente, según la denuncia, en el edificio que él limpiaba, arreglaba y cuidaba en el barrio porteño de Núñez desde hace treinta años.
Para Isabel Yaconis (madre de Lucila, quien fue asesinada en un intento de abuso sexual hace veinte años en Núñez y presidenta de la asociación Madres del Dolor), el caso de Álvarez está estrechamente relacionado con el asesinato de Ángeles Rawson (16), en manos de Jorge Mangeri, el portero de su edificio hace diez años en Palermo.
Ella destaca la figura del encargado de un edificio y la “confianza” que depositan sobre él quienes viven en los diferentes departamentos.
Isabel recordó, en diálogo con PERFIL, que la madre de Ángeles, Jimena Aduriz, lo tocó a Jorge Mangeri en la frente y le dijo que ‘vaya al médico porque estaba como afiebrado’. Esta actitud fue en el mismo momento en que se quería saber quién había matado a la joven aquel 10 de junio de 2013 y solo había pasado un día de la desaparición y su posterior hallazgo en la cinta de la Ceamse de la localidad bonaerense de José León Suárez.
“Eso muestra el grado de confianza que le tenían a Mangeri. Hasta tenía la llave de la casa de la familia de Jimena y fue la última persona en ser llamada a declarar”, rememora Isabel y continúa: “La mirada estaba puesta sobre el círculo familiar y fue el hijo mayor de Jimena quien le dijo en la fiscalía: ‘Mamá, no busques más: fue Jorge´”
Mangeri confesó ante la fiscal Paula Asaro el 14 de junio de 2013. Allí se terminó su declaración y pasó de testigo a acusado. Además de la autoimplicación (que no tenía validez legal), se encontró ADN del encargado debajo de las uñas de Mumi, como le decían, en un acto de defensa. Dos años después fue condenado a cadena perpetua por el asesinato de Ángeles, que vivía en la planta baja del edificio de Ravignani al 2300, donde el hombre era el encargado.
A Isabel, hace dos años, la madre de una de las víctimas le contó lo que había acontecido en el edificio de Cuba al 2900 y supo sobre la denuncia contra Álvarez. “En la causa hay una madre que dejaba a sus hijas al cuidado de la pareja del encargado. Esta mujer las iba a buscar al colegio y se quedaban en la casa de ellos, hasta que su madre regresaba. Esto demuestra una doble personalidad de estos encargados y que detrás se esconde un monstruo”.
NG
