Alberto Yauri salió corriendo por los pasillos de la villa 31 bis. La Bersa 9 mm que llevaba en la mano todavía humeaba. La recámara del arma estaba abierta y sin municiones. Había dejado atrás "el bar" donde vació el cargador sobre el cuerpo del hermano de César Morán de La Cruz -más conocido como “El Loco César”- y a su lugarteniente, “Lelo”. Agitado por la fuga a toda velocidad, logró salir de los límites del barrio de Retiro. Faltaba poco para escapar y perderse para siempre.
A sangre y fuego, tres bandas se disputan el poder en la Villa 31
No sabía que alguien lo estaba observando. Esa persona -leal, tal vez, al capo narco más temido y sanguinario de la 31- avisó a la Policía. Los agentes de la Ciudad atraparon a Yauri cuando esperaba el colectivo en la calle 15 y la Avenida Ramos Mejía. El joven había sido señalado como el responsable de borrar del mapa a dos fichas claves del capo narco en el control territorial, en el marco de la urbanización del barrio, una fuente de conflicto debido a los intentos de usurpación de viviendas y presiones de las bandas para las nuevas unidades sean adjudicadas a su entorno.
Todo comenzó cerca de las once de la noche del 12 de mayo pasado, con una discusión en una casa de la manzana 113, en la que venden bebidas. En ese lugar, Héctor Morán de La Cruz (alias “el 28") y Andrés Paredes Castillo (alias “Lelo”) compartían una mesa. Celebraban el Día de la Madre de Perú.
Las amenazas del Loco César: “No voy a parar hasta que estén todos muertos”
Yauri, de 27 años, “estaba cansado de los aprietes de la gente de César” -contó a PERFIL un vecino que conoce las internas del barrio- “y los encaró” en el pasillo. “Había un problema por un negocio en Once, no está claro cuál era la actividad, le pedían dinero constantemente y siempre le aumentaban la cuota”, reveló la fuente. El joven peruano creía que podría tener el mismo destino que el matrimonio y el cocinero calcinados hace un año en el "Paredón de la Muerte".
“Es probable que creía que, si no pagaba, lo mataban y por eso decidió hacerlo él primero”, indicó el vecino. El intercambio de palabras comenzó a ser cada vez más elevado. Yauri parecía saber lo que hacía: Cuando menos lo esperaban, sacó la Bersa y los acribilló ahí mismo. Los narcos no tuvieron tiempo para reaccionar. Sus reflejos, además, estaban disminuidos por el alcohol.
“El 28” recibió seis plomos. Falleció cerca de la 1 de la madruga en una camilla del hospital Rivadavia. Su lugarteniente, con un solo tiro en el abdomen, murió en el traslado del SAME. Un tercer baleado, que nada tuvo que ver con el episodio- fue alcanzado por los proyectiles. Está fuera de peligro.
Los dos narcos asesinados, con frondosos antecedentes por drogas, robos y violencia de género, manejaban el negocio bajo las órdenes que “El Loco” imparte desde prisión, indicaron a PERFIL detectives que siguen sus pasos. Tras el doble crimen, el silencio vuelve a ser estampa en la villa. Todos temen una venganza.
CDL EA