Alejo Milanesi, de 20 años, y Juan Pedro Guarino, de 19, dos de los rugbiers que se encontraban detenidos por el crimen de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell fueron liberados este lunes por pedido de la fiscal Verónica Zambroni, quien a la vez solicitó la prisión preventiva para los otros ocho acusados.
Acompañados por el abogado defensor Hugo Tomei, ambos salieron de la cárcel de Dolores con la cabeza gacha pasadas las 15:00 de este lunes y sin hacer declaraciones a la prensa que aguardaba fuera del lugar.
El pedido de la fiscal fue realizado ante el juez de Dolores, David Mancinelli, que determinó la inmediata liberación de los jóvenes debido a que no fueron identificados en el lugar de la agresión tanto por los testigos en rondas de reconocimiento como en las cámaras de seguridad.
"A la luz del resultado negativo de la diligencia de reconocimiento de personas en relación a los encausados Guarino y Milanesi, debe cesar la medida de coerción personal que pesa sobre ellos, en relación a la conducta endilgada en autos; dado que toda duda en el proceso debe ser valorada a favor de los imputados", indicó Zambroni en un escrito.
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Por su parte, el fiscal general de Dolores, Diego Escoda, explicó: "No hay elementos, ni méritos suficientes para mantenerlos en prisión, aunque todavía siguen sometidos a proceso hasta que se completen elementos de prueba".
En tanto, se pidió la prisión preventiva para Luciano Pertossi, de 18 años; Ayrton Viollaz, de 20; Matías Benicelli, de 20; Blas Cinalli, de 18; Máximo Thomsen, de 20; Enzo Comelli, de 19; Ciro Pertossi, de 19, y Lucas Pertossi, de 20.
A Thomsen y a Ciro Pertossi se los considera coautores del delito de "homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas", mientras que al resto se los acusa de ser partícipes primarios.
En el expediente de 250 páginas se indica que los coautores "se abalanzaron" sobre el joven Báez Sosa para agredirlo físicamente primeramente por detrás, todo ello en forma premeditada y con el fin de darle muerte".
También se concluye que el asesinato había sido acordado con el resto de los implicados, "facilitando y posibilitando éstos la comisión del suceso delictivo al resultar superiores numéricamente y al rodear a la víctima y a sus amigos entre todos, impidiendo que ésta pudiese defenderse por sí sola e incluso que sus amigos pudiesen hacerlo, quienes también fueron violentamente agredidos, recibiendo golpes en el cuerpo, causándoles a algunos de ellos lesiones corporales también".
JDI CP