Cerca de las diez de la noche, sonó el portero del departamento que Edwar Vaz compartía con su pareja, M.S. La voz que emergió del aparato alarmó al profesor de inglés. Creyó en la versión de quien se presentó como el novio de una amiga de su hija. Preocupado, aceleró el paso y se dirigió al garaje donde guardaba su auto. Cuando abrió el portón, recibió un disparo mortal. Un segundo tiro, que pegó en la pared, pudo haber estado destinado a silenciar a M.S.
La mujer acompañaba a Vaz cuando fue asesinado y se convirtió en la principal testigo del crimen cometido por sicarios, el 9 de julio pasado, y que habría sido ordenado por la ex esposa de Vaz, conocida por las fiestas sexuales que organizaba en su casa de uno de los barrios más exclusivos de Punta del Este.
Si bien M.S. y el profesor asesinado estaban acostumbrados a los conflictos y al carácter dominante de Lulukhy Moraes –propietaria de Gypsy Queen, “la mansión del sexo”–, no habían recibido ninguna amenaza previa, más que las advertencias realizadas a los hijos del matrimonio, indicaron fuentes del caso a PERFIL.
¿Y los killers? A casi dos semanas del homicidio, los killers continúan prófugos y sin identificar. Por esa razón, si bien no cuentan con custodia, los hijos de Vaz y M.S. deben tomar “algunas precauciones” por temor a represalias.
La víctima y “la reina gitana” se habían separado hace 13 años, pero solo hace dos, Vaz dejó la residencia del barrio Bervely Hills, uno de los más exclusivos de Punta del Este. Según relató M.S. al sitio TN.com.ar, el matrimonio compartía el mismo techo pero sin tener contacto. “Ella le exigía que trabajara en las fiestas pero él no quería. Creo que solo una vez cobró los tragos pero nunca más, no le gustaba”, continuó y agregó: “El cerraba las cortinas y se encerraba con sus hijos a ver películas con volumen alto para que no escucharan las fiestas”.
“Ella trabajaba de noche y vivía acostada durante el día. Edwar se encargaba de los hijos. El fue una persona sometida, solo estaba ahí por sus hijos. La manipulación era con todos, su hija había pedido a la Justicia una orden de alejamiento”, contó la mujer.
Cuando en 2016, Moraes y Vaz firmaron el divorcio, el profesor se mudó al departamento de Maldonado, donde fue asesinado. En ese momento, la dueña de Gypsy Queen enfureció y realizó una denuncia por explotación sexual contra su ex, según indicaron los allegados de la víctima. También lo habría alejado de sus hijos, situación que se revirtió por la voluntad de los dos menores.
Asentado en su nueva vida, el profesor resolvió reclamar los bienes patrimoniales, entre ellos, la casa. Comenzó, entonces, una demanda civil por 1.500.000 dólares que continuará su hijo. Esa demanda habría sido el disparador que terminó con la vida de Vaz. Los investigadores creen que la mujer, que se proclama hija del príncipe gitano, contrató a los sicarios para matar a su ex y ganar la pelea.