POLICIA

Nordelta: gastan U$S 1,2 millones y siguen los robos

Los vecinos aseguran sentirse vulnerados. El efecto "Caballo de Troya".

El espía. Fernando Nasif vivía en un departamento del barrio Portezuelo. Desde allí monitoreó los movimientos de sus vecinos.
| Cedoc

Dos violentos robos ocurridos en el transcurso de una hora y a cien metros de una de las garitas de seguridad que vigila las casas del barrio Portezuelo pusieron en alerta a los vecinos de Nordelta. Desde el predio aseguraron que invirtieron más de un millón de dólares en seguridad, pero aclararon que no pueden prevenir el ingreso de un inquilino que pueda colaborar con alguna banda delictiva.   

Pablo Spada, gerente general de la Asociación Vecinal Nordelta (AVN), encargada de administrar la Ciudad-Pueblo, dijo a PERFIL que el country es “el lugar más seguro para vivir en Argentina”. “Los vecinos siempre hacen comentarios, pero no reclamos serios. Hace un año y medio, invertimos más de 1.200.000 dólares en un sistema de seguridad. Tenemos 200 cámaras y una central de operaciones que funciona las 24 horas”.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Sin embargo, los residentes no se sienten tan seguros. “Yo vivía relajada hasta que pasó esto. Entraron con total impunidad. Me siento supervulnerable. Tengo la sensación de que, con tal de alquilar, le alquilan a cualquier persona. Lo que pasó es gravísimo, pudo ser una tragedia”, entiende Andrea Scherer, vecina del exclusivo country de Tigre. “No revisan los autos. Si salís con cinco chicos, nadie te pregunta quiénes son. En ese sentido tengo terror a los secuestros”, agregó.

Karina Buonaventura, otra vecina, sufrió un robo en marzo del año pasado. “No tengo miedo, pero sí tomé otras medidas. No dejo más la ventana abierta, cierro el auto, cambié la cerradura, y puse candado en la baulera”.

“Los de seguridad y la administración son estrictos en normas muy tontas. Por ejemplo, te hacen multas si pisás un poco el césped, pero en el caso de robo no pasa nada”, critica. “Pago 1.800 pesos de expensas y el 80% va a seguridad. Elegí venir a vivir a Nordelta por seguridad. Mi razón de ser en este lugar es estar cuidada y no me siento así”, dice.

“Acá pasa lo mismo que en otros lados, pero menos porque hay más trabas”, reconoce y apunta a otro tipo de delito: “En mi caso, un grupo de adolescentes entró a mi casa cuando estaba vacía y me robaron una computadora, juegos y la PlayStation”.

En los últimos meses los vecinos de Nordelta descubrieron que entre ellos vivía uno de los narcos más buscados del mundo: Henry de Jesús López Londoño, conocido como “Mi Sangre”. Un año antes se supo que también allí residían dos mujeres vinculadas dos capos del narcotráfico colombiano: Ruth Salazar, la ex mujer de Barrera Barrera, y María Claudia Gómez, viuda de Pedro “Cuchillo” Guerrero.

“Antes de estos robos ya estábamos preocupados y no soy la única, somos muchos. Algunos no denuncian por miedo. Me mudé buscando seguridad y no la tengo. Uno piensa que entra a Nordelta y sale de Argentina, pero lo cierto es que las medidas de seguridad no son óptimas y hay un montón de agujeros. Hay delincuentes viviendo en mi barrio y nadie hace nada. Eso me intranquiliza. Me da pánico”,  asegura otra mujer, que prefirió preservar su identidad por temor.

La mujer también hace referencia a “delitos internos de adolescentes que salen a robar para comprar alcohol o droga”. “Los chicos de la calle no sólo están afuera. Son hijos de padres muy adinerados que no les prestan atención. Acá prefieren señalar a los obreros o mucamas y no a los niños bien. También entraron a mi casa, se llevaron botellas de champagne y chocolates”, señala.

“Además esto es un pueblo y todo se sabe. Los encargados de la administración en el country no quieren que esto trascienda porque pierden la veta comercial. Ellos te venden que esto es la panacea. Pero estamos en Argentina, y esto es el Conurbano. Aunque en menor medida, las cosas pasan igual”.