POLICIA
para el fiscal, habría actuado en legítima defensa

Pablo K., el ingeniero y “maestro” tirador que se fue a trabajar después de matar a un ladrón

El acusado tiene 54 años. Es ingeniero electrónico, experto en tiro y amante de la caza.

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Ingeniero. El acusado está en libertad porque el fiscal entendió que actuó en legítima defensa. | cedoc

Un ingeniero está dentro de su auto estacionado cuando un joven con un arma lo apunta a través del vidrio con intención de robo. El hombre abre la puerta y le dispara. Ulises Leonel Camacho Luque, de 19 años, cae herido. Se saca la gorra blanca que llevaba puesta y deja a un costado su pistola, que después se sabría que era de juguete. Al poco tiempo, muere tendido en el asfalto. “Mi hijo tenía que estar preso, no muerto”, se quejó ayer la madre del ladrón que perdió la vida. 

Toda la secuencia quedó registrada en una cámara de seguridad de la zona. Allí se lo puede ver a Pablo K. disparar luego de abrir la puerta de su Volkswagen Suran gris que estaba estacionado en la esquina de las calles Paraguay y Constitución, en la localidad bonaerense de San Justo, en el partido de La Matanza. Luego de observar al ladrón herido tirado sobre la calle, vuelve al auto, agarra su celular, lo manipula y se vuelve a subir al rodado. Después se va a trabajar. 

"Este chico había entrado por hurto automotor el 20 de octubre pasado", contó Berni

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Un vecino alerta a la policía sobre la presencia de una persona baleada. Así es como efectivos de la Comisaría Oeste 1ª de San Justo realizan un relevamiento de cámaras en la zona y encuentran al auto implicado en el hecho a pocos metros del lugar del asesinato, sobre la calle Constitución. Luego los investigadores localizaron al dueño del vehículo y constataron que era la misma persona que se veía en las imágenes de las cámaras de seguridad.

Así fue como Pablo K. fue apresado en su lugar de trabajo, adonde se había dirigido luego de matar al ladrón. Le secuestraron el arma utilizada en el asesinato, el cargador y nueve municiones. Pero pronto recuperó la libertad, porque el fiscal de homicidios de La Matanza a cargo del caso, Gastón Duplaá, entendió que, en principio, actuó en legítima defensa. 

Ulises Ulunque
El joven asesinado

Perfiles. El tirador es un ingeniero electrónico de 54 años, experto en tiro, amante de la caza y legítimo usuario del arma Bersa Thunder Ultra Compact Pro calibre 45 con la que disparó. “Siempre me gustó cazar, me gusta cazar y me va a seguir gustando cazar”, escribió en uno de sus posteos en sus redes sociales. 

Además, en los registros del Tiro Federal Argentino figura el nombre del ingeniero en un documento titulado “Maestros tiradores” dentro de la categoría “rifle de quiebre”. También allí está registrado uno de sus hijos, que recibió distintas medallas en torneos de esta disciplina. “El alumno supera al maestro”, le felicitaban a Pablo por los logros de su hijo.

Pero el jueves pasado, Pablo K. no disparó dentro de un polígono de tiro o en un campo, sino que lo hizo contra un joven que lo amenazó con un arma (que era de juguete) para robarle.  

"Pedimos que lo internen y nos dijeron que era voluntario", dijo la mamá del ladrón

Así fue como el ingeniero mató a Camacho Luque, un joven que tenía antecedentes por “hurtos” y que, según contó su familia, había robado hacía unos 15 días un vehículo de un cliente en un lavadero de autos en el que trabajaba y luego se entregó a la policía. “Este chico había entrado el 20 de octubre por hurto automotor y estaba en la calle intentando robar nuevamente”, informó el ministro de Seguridad, Sergio Berni (ver aparte).

“Él mismo se entregó y solo estuvo dos días preso”, contó su abuela a la prensa. La fiscalía había solicitado su detención, pero el juzgado de Garantías lo había rechazado, porque era un delito excarcelable. Además, tenía otra causa por un intento de robo, por lo que cumplía una “probation”, se informó. 

Tengo el corazón hecho pedazos. ¿Cómo poder seguir a pesar de las malas decisiones que tomaste? Yo te amo, cómo no amarte si eres mi hijo, te lleve nueve meses en mi vientre. Cómo podré seguir. Dame fuerza, señor, Dios mío. Tengo el alma destrozada, hijo, espero que ahora estés en paz en el seno de nuestro padre poderoso, siempre estarás en mi corazón, mi Uli”. Así despidió a su hijo Soraida en sus redes sociales. 

Luego, ante la prensa contó que el joven tenía problemas con las drogas y cuestionó que el ingeniero “dejó tirado” a su hijo. “Pedimos que lo internen y ellos decían que era voluntario. ¿Qué adicto va a ir voluntariamente? Si se droga no sabe lo que hace”, narró Soraida, que tiene otros tres hijos.

“¿Cómo se va a ir después de matar a alguien?”, cuestionó la mujer, y continuó: “Pedimos justicia; lo dejó tirado, le disparó, que llame a una ambulancia, a un patrullero, una hora estuvo tirado mi hijo ahí, encima lo patea”.

Y la madre del ladrón se quejó: “El hombre se fue. ¿Cómo va a estar en estado de shock? Uno no se va estando en estado de shock. Pudo haber llamado a la ambulancia”. 

Mientras que los abuelos del joven delincuente pidieron justicia por él y le reclamaron al ingeniero que “tendría que haber disparado a la pierna y no al pecho”. Aseguraron que “nunca” lo habían visto armado.

Berni: “El final es cantado”

R.P.

El ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, sostuvo que “no tiene duda” de que el ingeniero que asesinó de un tiro a un joven ladrón que intentó robarle en la localidad bonaerense de San Justo actuó “en legítima defensa”. Y sentenció: “El hombre se sintió amenazado y disparó”.

“Lo vengo diciendo hace mucho, era inevitable que esto pasara con esta manera que tiene la Justicia de actuar. Lamentablemente, estas personas que salen de la comisaría terminan o matando o muertos”, sostuvo Berni, y agregó en diálogo con Radio 10: “El final es cantado: o mata o muere en un tiroteo, enfrentándose a la policía o a un ciudadano, como en este caso, que el hombre se sintió amenazado y disparó”.

“No tengo ninguna duda de que lo que sucedió fue en legítima defensa”, opinó Berni, y destacó que “cualquier arma de juguete parece un arma de verdad”, ya que luego se comprobó que el delincuente utilizó una réplica.

Antecedente

◆ El caso del ingeniero Horacio Santos fue uno de los más resonantes de justicia por mano propia. Este hecho ocurrió en el año 1990. 

◆ Santos persiguió y mató de un balazo a los dos ladrones que le habían robado el pasacassette de su auto en el barrio porteño de Villa Devoto. 

◆ Cuando Santos escuchó la alarma del auto, el vidrio roto y los ladrones con el estéreo, se subió a su auto y empezó a perseguir el vehículo de los asaltantes. 

◆ Apenas los alcanzó, la esposa del ingeniero –que iba de acompañante– pensó que uno de ellos iba a sacar un arma y gritó. Su esposo agarró la suya y disparó.

◆  En 1994, fue condenado a 12 años de prisión por “homicidio simple”, pero un año más tarde la Cámara del Crimen revocó el fallo al entender que se trataba de un caso de exceso en la legítima defensa. Le dieron tres años de prisión en suspenso.