“Dale un tiro en la cabeza”. La orden de Yong Ye, alias “A Di”, en chino fue clara: quería eliminar al referente de un grupo de personas que Pixiu, la organización criminal que lidera, había hecho ingresar de manera ilegal a través de la frontera con Bolivia, una de las actividades delictivas a las que se dedica la mafia china en el país.
El homicidio, sin embargo, no se cometió. El hombre, al que había sido dirigida la orden, advirtió: “No tengo la cosa (el arma) ahora y acá hay mucha gente”. Necesitaban que el grupo -que por alguna razón se mostraba reticente a continuar el viaje- se moviera. Temían que Gendarmería los encuentre antes de ser entregados a “su dueño”, es decir, la persona que había pagado a Pixiu por la entrega de los ciudadanos chinos.
La escucha, a la que tuvo acceso Perfil.com, forma parte de las causas judiciales a cargo de la jueza de instrucción porteña, María Gabriela Lanz y el juez federal de Campana Adrián González Charvay. Lanz procesó a A Di por extorsiones, abuso de armas, lesiones y asociación ilícita; Charvay, lo investiga por Trata y Explotación de Personas. Otro audio, también en el expediente, revela el tono firme y la frialdad del líder, esta vez, para pedir una extorsión a un supermercadista.
A Di, molesto, le reclama a uno de sus sicarios: “El otro día no le he ordenado ya, a YI JIE, que les dispare, unos diez tiros desde fuera”. “Ahora tienen que prepararme la plata. Acabo de comprar una compañía, y no tengo suficiente capital”, insiste molesto.
A DÍ – Hola
Y.J. – Hola.
A DI - ¿Cómo va ******?
Y. J. – Sigue lo mismo.
A DÍ – Ah?
Y.J. – Sigue lo mismo. Parece que esta vez también es la Cabeza de Serpiente, conocido por el Tío, un taiwanés.
A DÍ – Pregunta a ellos cómo pueden subir a Capital Federal.
Yj – Solo podemos esperar poco a poco, acá hay mucha gente mirando, no podemos hacer nada.
A DÍ – Mh. Correcto. Sácales los celulares.
Y.J.- ¿De qué sirve eso? Ya se han comunicado con ellos. Habría que habérselos sacado más temprano, por la mañana.
A DÍ – ¿Ahora cuántos se quedaron?
Y.J. – Tenemos cinco. Hay otros cinco o seis personas, y en total son unos diez, once.
A DI – Habla con ellos que los trasladaremos a otro lugar, acá sería muy peligroso, es muy fácil que los encuentre la Gendarmería.
Y.J. – Está muy claro. Pero me dijeron que su dueño está mandando alguien a venir a recibirlos. No quieren salir.
A DÍ – Si los retienen, ¿quién va a ser culpable?
Y.J. – Pero no quieren salir. No podemos hacer nada. Estoy muy enojado.
A DÍ - ¿Quién es el referente entre ellos? Dale un tiro en la cabeza.
Y.J. – No tengo la “cosa” ahora. Y acá hay mucha gente. (“cosa” sería “arma”)
A DÍ – Mh. Quizás alguien va a denunciar.
Y.J. – Vamos a esperar un poco más tarde. Podemos hacer algo.
A DÍ – No estés junto con los clientes. Aleja a ellos.
Y.J. – No estoy junto con ellos. Estoy en vehículo.
A DÍ – Ordena también a los otros, que guarden distancia con los clientes. Para evitar si alguien denuncia.
Y.J. – Bueno. Mierda. A
DÍ – Bueno bueno.