Alberto Fernández está a 10 mil kilómetros de Buenos Aires rodeado de sus funcionarios de máxima confianza. La escala de diez horas en Madrid lo aleja (intencionalmente) del operativo “Cristina 2023” que se está armando para este jueves 17 de noviembre. Asegura que no está pensando en eso: acaba de conseguir un avance importante con China y con el FMI y, a pesar de que en un principio le restó importancia a la descompensación que sufrió, después de descansar unas horas se muestra más preocupado.
“Asustado” es la palabra que usan desde la comitiva presidencial. No hay tiempo para hacer un análisis de lo que dirá la vicepresidenta, aunque el último discurso trajo alivio a la Casa Rosada. Si va en el mismo sentido, el jefe de Estado no sumará una nueva preocupación cuando aterrice en Buenos Aires.
“Si no hubiésemos necesitado los cinco mil millones del swap, levantaba la agenda y se volvía a Buenos Aires”, admite un funcionario que acompañó al jefe de Estado al G20. Otro detalla que “hizo un esfuerzo importante” para estar en la reunión bilateral con Xi Jinping. “Si no iba él, la bajaban. Ni siquiera nos daban un mano a mano canciller con canciller”.
El embajador en China, Sabino Vaca Narvaja le había adelantando a Santiago Cafiero la importancia del encuentro, ya que en los días previos este país se mostraba dispuesto a atender los reclamos de Argentina. Así fue: en 20 minutos y con traductor de por medio, el jefe de Estado se llevó el compromiso de que antes de fin de año podrá contar con la libre disponibilidad de 5 mil millones de dólares y el desembolso de la deuda e inversión por las dos represas de Santa Cruz.
“Xi Jinping llegó con todo anotado y siguiendo estrictamente los protocolos, comenzó hablando de la importancia de la relación, de los cincuenta años de amistad y cuando le tocó a Alberto, fue directo a los reclamos a lo que el Presidente Chino respondió con más protocolo”, relató uno de los participantes de la bilateral.
En ese momento creyeron que no se llevarían nada, pero minutos después, Jinping sorprendió diciendo que harían una excepción con Argentina y se destrabarían los pedidos. Otro gesto: sentó a la reunión a su titular del Banco Central y al Presidente del Comité de Desarrollo, encargado en darle avance a las represas para comprometerlos ahí mismo con los plazos que dio.
Un día después y como antesala del regreso a Buenos Aires, el jefe de Estado se reunió con Kristalina Georgieva. La titular del Fondo Monetario Internacional aceptó cambiar el lugar de encuentro y se trasladó hasta el hotel Meliá de Bali, Indonesia, en donde se hospedó el Presidente y mantuvo reposo luego de ser diagnosticado con una gastritis erosiva.
También se trató de un encuentro en el que la directora del organismo multilateral de crédito se comprometió con dos pedidos argentinos: el directorio del FMI tratará en su reunión de directorio de diciembre la discusión por los sobrecargos que se pagan por la deuda y se abre el diálogo por el costo que la guerra le provocó a nuestro país. Según el gobierno de Alberto Fernández, fueron 5 mil millones de dólares.
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Día de la Militancia y Frente de Todos
Un año atrás, el jefe de Estafo tenía su Plaza de Mayo. Anunciaba internas para todos y dejaba claro que iría por la reelección. El Frente de Todos venía de perder las elecciones y de tener uno de los embates internos más duros cuando los ministros kirchneristas lo forzaron a hacer cambios en el gobierno con renuncias públicas que nunca se concretaron. Los movimientos sociales y la CGT llegaron a la plaza para bancar al Presidente.
La Cámpora movilizó, pero no ingreso: ese día fue el inicio del quiebre que se terminó de materializar con la salida de Máximo Kirchner de la titularidad del bloque de diputados por el acuerdo con el FMI. Desde entonces, el Presidente y el legislador no hablan.
Un año después de la plaza de Alberto Fernández, quien decidió regresar al escenario fue la vicepresidenta. En el estadio Diego Armando Maradona de La Plata, Cristina Kirchner se rodeará de militancia y dirigentes que estuvieron desde 2017 con ella. De vez en cuando le gusta recordar que hubo quienes la acompañaron en el momento político más difícil y quienes no.
Allí se cantará y pedirá por “Cristina presidenta”, un operativo que la propia titular del Senado dejó avanzar. El Presidente no podrá seguirlo a la distancia y desde Madrid, ya que a esa hora estará en vuelo. Recién se enterará de lo que haya dicho la vicepresidenta una vez que pise suelo argentino.
RA/ff