POLITICA
Horas decisivas

17 de octubre de 1945: los días de Perón en Martín García, un médico "cómplice" y la radiografía que fue como una "mano de Dios"

Un "picardía" y la astucia de Perón ayudaron para que el coronel terminara saliendo de la isla donde lo tuvieron preso hasta el mismo día de la marea popular que lo encumbró.

Miguel Mazza y Juan Perón
Miguel Mazza y Juan Perón | CEDOC Perfil

El 10 de octubre de 1945 Juan Domingo Perón había renunciado a su triple cargo de vicepresidente, ministro de Guerra y secretario de Trabajo y Previsión. Pero sus detractores no terminaban de estar satisfechos y seguían presionando. Entonces el presidente Edelmiro Farrell y el poderoso (en esos días) general Eduardo Ávalos resolvieron sacarlo totalmente de circulación.

Decidieron llevarlo detenido. Nunca reconocerían públicamente esa condición y ese fue un elemento que le resultaría favorable a Perón en los días siguentes.

El coronel había pasado el feriado del 12 de octubre en una isla del Tigre junto a Evita, en sus última horas de relativo descanso antes de que se precipitaran los sucesos.

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El jefe de policía Aristóbulo Mittelbach lo fue a buscar a la isla y lo llevó a su departamento de la calle Posadas, donde a las 2.30 de la madrugada el mayor Héctor D’Andrea y el coronel Domingo Mercante, amigo de Perón, lo detuvieron.

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Perón se tuvo que arrancar del brazo de Eva, que estaba indignada. Salieron en auto hacia el puerto y cuando llegaron Mercante le dijo a su amigo: “¡Confianza! ¡Tenga confianza!”. El coronel embarcó en el buque Independencia rumbo a la isla Martín García.

En el momento en que dejó a Perón, Mercante notó un detalle que lo iluminó. El marinerito que montaba guardia al lado suyo estaba llorando y obviamente era por Perón. "Sentí una enorme tranquilidad", contó años después, "¡y supe con claridad total que íbamos a ganar la partida!".

En esas horas, con la idea del recomponer al Gobierno, Farrell y Ávalos le ofrecieron al procurador Juan Álvarez que armara un gabinete de civiles. Los militares seguirían manejando el poder y un nuevo orden parecía consolidado.

Pero algo muy fuerte se estaba gestando. Mercante empezó a circular para convencer a los gremios de que tenían que hacer un paro para pedir la libertad de Perón. El Gobierno lo detuvo y lo recluyó en Campo de Mayo.

Una situación influyó en la marcha de los acontecimientos. Muchos obreros fueron descubriendo que no les habían pagado el feriado del 12 de octubre, como lo disponía un resolución reciente. En las fábricas les respondían: “Andá a pedírselo a Perón”. Fue un aglutinador del enojo.

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Alojado en una casa sencilla en la isla, el coronel aprovechaba el tiempo para escribir. Comenzó un relato sobre su desplazamiento y redactó cinco cartas, dos de ellas para Eva. En una le prometía casamiento e irse a vivir a la Patagonia. La posibilidad de quedar fuera de vida política era una de las alternativas que Perón evaluaba como posible, apenas cuatro días antes de que una marea lo instalara definitivamente en la historia.

Miguel Ángel Mazza
El capitán cirujano Miguel Ángel Mazza

Pero hubo algo así como una "mano de Dios" que ayudó para que terminara saliendo de la isla. Fue resultado de una "picardía" elaborada entre el preso y el médico que lo atendía.

En una carta al ministro de Guerra Eduardo Ávalos, Perón escribió: “Solicito quiera tener a bien disponer las medidas necesarias para mi asistencia médica hospitalaria en razón de la afección que padezco, y de la cual puede dar testimonio y fe el señor capitán cirujano Dr. Miguel Angel Mazza y que se ha visto reagravado por el clima húmedo de esta isla”.

El domingo 14 de octubre fue un día clave, porque Perón recibió, precisamente, la visita de Mazza, a quien conocía porque había cumplido servicio con él. El médico primero lo apuntaló al contarle que todavía tenía apoyo militar. Pero no fue lo más importante.

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Ambos urdieron una estrategia que le iba a permitir a Perón salir de la isla. El médico, tal como lo había marcado el paciente, resolvió informar que el clima del lugar era malo para la salud del coronel, que ya no podía estar ahí.

Consignó por escrito: “A raíz de un examen radiográfico se comprobó que el señor coronel Don Juan Domingo Perón presenta una elevación cupiliforme del hemidiafragma derecho cuyo probable origen tumoral sea imprescindible e impostergable dilucidarlo por el examen clínico y de laboratorio en un ambiente hospitalario (…). El clima húmedo de su actual alojamiento le puede resultar sumamente desfavorable”.

Radiografía de Perón
La radiografía que también hizo el 17 de octubre

Horas después, Mazza se reunió con el presidente Farrell y le mostró las "pruebas". Entre ellas había una radiografía, que no pertenecía a Perón: había sido extraída de la historia clínica de otro paciente en el Hospital Militar.

El ministro de Marina, Héctor Vernengo Lima, desconfió y resolvió enviar una comisión médica. Astuto, Perón se negó a la revisión al no estar declarado, técnicamente, un prisionero.

Vernengo Lima, el mismo que lo había mandado a la isla, terminó cediendo y dispuso su vuelta, que se produjo en la madrugada del 17 de octubre. El resto es historia conocida.

LT