POLITICA

Derechización, debacles y renovaciones generacionales

Por Maristella Svampa | Análisis sobre el corrimiento ideológico del electorado argentino y la crisis de las fuerzas de centroizquierda.

Corrimiento del electorado argentino hacia la centro derecha (Scioli, Massa) y la derecha (Macri).
| Télam

Los resultados finales de las PASO 2015 muestran un escenario tripartito a nivel nacional, que cuestiona la idea de una polarización entre dos fuerzas políticas. Pero ese escenario tripartito, lejos de ilustrar una polarización ideológica, da cuenta más bien del corrimiento del electorado argentino hacia la centro derecha (Scioli, Massa) y la derecha (Macri).

En razón de ello, estas PASO vienen a refrendar la debacle de las fuerzas de centroizquierda. Frente a la dificultad de disputar el espacio de centroizquierda, prácticamente hegemonizado por el kirchnerismo a lo largo de esta década, hemos asistido a diferentes y sorpresivas metamorfosis y alianzas: así, son varios los dirigente/as de centroizquierda que optaron por realizar un giro de índole pragmático, buscando seducir otros electorados, supuestamente no cautivos del kirchnerismo o desencantados con él. El ejemplo más contundente y radical ha sido el de Elisa Carrió (cuya performance electoral continúa siendo pobre, lo que viene a confirmar, por otro lado, que estos corrimientos ideológicos se pagan caro y que la performance mediática no se traduce necesariamente en votos).

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La retracción de la centroizquierda es tal, que el partido de Víctor De Gennaro, asentado sobre la CTA crítica y otras alianzas partidarias, no logró sortear las PASO y, por su parte, Margarita Stolbizer fue superada por las fuerzas de izquierda (si sumamos el total) y apenas si logró colocarse milimétricamente por delante del Frente de Izquierda de los Trabajadores. Un dato no menor; pues creería que es la primera vez que las izquierdas superan a la centro-izquierda en resultados a nivel nacional. Entre una derecha que crece y se multiplica, y una izquierda que avanza de a poco pero acumula, la centro-izquierda debería tratar de reinventarse, pero mirando hacia la izquierda, hacia la renovación del progresismo, en un contexto que no sea el de la mezquindad (lo del ex gobernador Hermes Binner, de presentarse en boleta aparte, ha sido un gesto político poco generoso, que también ha conllevado costos), y pensando en construcciones políticas a mediano plazo.

Finalmente, con casi el 80% de los votos escrutados, desde la izquierda trotskista la otra sorpresa vino de la mano del triunfo de Nicolás Del Caño frente al longevo Jorge Altamira, a quien se creía que superaría sobradamente a su contrincante. Sin embargo, los votantes de izquierda apostaron a la renovación generacional, lo cual deja fuera de cualquier carrera a Altamira y lo obliga finalmente a pensar en cómo abrir el juego de la sucesión al interior del Partido Obrero, que controla férreamente desde hace varias décadas.

(*) Socióloga y escritora.