Luego de que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner juntara a los precandidatos presidenciales del kirchnerismo, el gobernador bonarense Daniel Scioli y Florencio Randazzo, ministro del Interior y Transporte, en un acto en Ezeiza, la Casa Rosada quiere bajarle el tono a la interna que ambos dirigentes mantienen en torno a las PASO, donde se enfrentarán para definir al candidato del Frente Para la Victoria en las elecciones generales.
La polémica con duros cruces en los medios surgió luego de que la Presidenta echara la semana pasada de la Casa Rosada al operador histórico del PJ, Juan Carlos Mazzón, debido a que en el armado de las listas de Scioli no estaba dejando mucho lugar para los integrantes de La Cámpora.
Fuego cruzado. Desde el entorno de Randazzo se cuestiona al Gobernador por su relación con los medios, los sectores económicos y su llegada a la política desde el menemismo. El ministro sostuvo ayer que su contrincante "irrumpe en la política en la década de los '90 con los deportistas famosos", y agregó que "no cree en la gestión".
Para justificar sus dichos a pesar del pedido de “cese al fuego”, el precantidado declaró que "decir la verdad no implica ser agresivo. Me parece que también eso es parte de un discurso único que intenta proteger la impunidad que se le da a determinados candidatos, y que impiden que nosotros digamos lo que pensamos y o que queremos".
El gobernador Scioli insistió en varias oportunidades con que no iba a entrar "en provocaciones", pero no pudo controlar a los suyos que salieron a contestarle.
El jefe de Gabinete bonaerense, Alberto Pérez, y sus hermanos José y Nicolás Scioli, acusaron a Randazzo de hacer "el juego a (el candidato del PRO, Mauricio) Macri" para que gane las elecciones presidenciales de octubre.
En una nueva arremetida, Pérez vinculó a Randazzo -a través de su cuenta oficial en Twitter- con el libro "Wikileaks" en el que se señala al ministro del Interior y transporte como un dirigente con "doble discurso" y "un contacto útil" de la embajada estadounidense.
El encargado de poner paños fríos a la cuestión fue el jefe de Gabinete Aníbal Fernández, que intentó desvincular a la Presidenta de la puja entre ambos candidatos. “Van a pagar los costos cuando la sociedad se harte de escuchar estupideces”, analizó, al momento de referirse a las chicanas que se lanzaron en la semana desde ambos entornos.
"No voy a participar de este tipo de cosas, no voy a andar canibalizando a mis compañeros. No lo hice nunca. Si a ellos les gusta, que hagan lo que les parezca, tendrán todo su derecho y pagarán los costos cuando la sociedad se harte de escuchar estupideces respecto de los agravios hacia los otros", señaló el jefe de Gabinete, consignó la agencia DyN.
Fernández reclamó "que cada uno se ponga a trabajar para ver cómo hace para contarle a la sociedad qué va a hacer a partir del 10 de diciembre si tiene la oportunidad de conducir los destinos del país".