La Dirección Nacional de Inteligencia del Estado uruguayo envió a tres de sus agentes a la planta de pasta de celulosa de la empresa Botnia, ante los rumores de que alguna persona “no autorizada” llegue a sabotear su construcción, según informó el diario El País, de Montevideo.
Lejos del fantasma de la "mujer bomba" o de la invasión de activistas argentinos, la línea de trabajo de los servicios de inteligencia militar uruguayos es la del "infiltrado", que simule estar entre los operarios y personal de construcción y realice algún tipo de sabotaje.
El periódico indica que dos coroneles y un capitán del Ejército pertenecientes a la Dirección e Inteligencia comenzaron a trabajar el viernes en la planta, en contacto con las autoridades de la firma finlandesa Botnia.
El foco de atención está puesto sobre la obra civil, construida en un 70 por ciento, ya que se abriga la sospecha de que alguien pudo haber cometido algún tipo de sabotaje. "Ahora mismo hay empresas y personal argentino trabajando dentro del predio, en la construcción de la fábrica, y se tiene la firme sospecha de que existen infiltrados", confió a El País una fuente vinculada a filas castrenses.
En tal sentido se precisó que "el material y los ácidos empleados pueden causar un serio problema en la estructura", que de producirse, se constataría recién dentro de un año, cuando la planta esté en su fase operativa.
El viceministro de Defensa uruguayo, José Bayardi, reconoció que la hipótesis de infiltración era manejada por los analistas de Inteligencia y no descartó que la supuesta operación pudiera haber sido desarrollada por agentes de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) de Argentina.
Por otra parte, el Poder Ejecutivo postergó para el lunes la aprobación del decreto que facultará al Ejército a realizar la vigilancia perimetral de la planta de Botnia, solicitada por el presidente uruguayo Tabaré Vázquez.