POLITICA
BERGOGLIO VS. KIRCHNER

Al frente de la oposición a la re-reelección

Tres hombres de la Iglisia, Olmedo, Villalba y Piña están en contra de sus gobernadores.

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Joaquín Piña fue el primero en decir basta. Y eso que tiene 76, y soporta desde hace 20 años los calores de la selva de Puerto Iguazú. La idea del gobernador Carlos Rovira de reformar la Constitución sólo para permitir su eterna reelección lo sacó de las casillas. Y ahora encabeza la oposición misionera.

En las elecciones de octubre se verá si consigue lo que le prometió al cardenal Jorge Bergoglio: impedir que el primer representante del peronismo transversal K se eternice en la Gobernación provincial.

La pelea misionera sube de graduación con el paso de los días. Esta semana, Piña denunció que el jefe de la Policía de Misiones castigó al capellán de la fuerza, Armando Vera, por manifestarse contra la reelección de Rovira. “Le prohibieron hacer misas y otras actividades en las dependencias policiales, lo que, prácticamente, es impedirle ejercer su misión. Es algo parecido a lo de monseñor Baseotto”, señaló el obispo.

La experiencia en Misiones, desde ya, sentará un precedente que puede multiplicarse en los próximos meses.

La agitación está en el Norte. En Jujuy también sube la temperatura. Los obispos Marcelino Palentini y Pedro Olmedo ya pusieron el grito en el cielo: no admitirán que la reforma constitucional que impulsa Eduardo Fellner incluya la reelección indefinida. A Fellner todavía le faltan diputados para decretar la necesidad de la reforma que le habría sugerido el mismísimo Presidente de la Nación. Pero podría optar, salomónico, por una ley que le permita sólo un mandato más.

En el Jardín de la República, el que intentará su reelección es José Alperovich. Para eso ya reformó la Constitución, que le permite ser candidato y repetir mandatos hasta 2015. Allí, el que ya hizo pública su oposición es Luis Villalba, que está en la provincia desde 1999, y antes pasó ocho años por la diócesis de San Martín, en la provincia de Buenos Aires.

“Todos estos obispos tienen una perfecta sintonía ideológica con Bergoglio”, explican en el Arzobispado de Buenos Aires. “No hace falta que nadie los autorice a hablar, saben cuándo hacerlo y dicen lo que pensamos todos”, agregan.

“El problema es que los gobernadores se perpetúan en el poder. Y ni hablar de los legisladores, los tenemos por décadas... Y no brillan por su trabajo”, agrega un obispo. La jerarquía de la Iglesia ya avisó. La intención es que los gobernadores escuchen. Y que también se enteren cerca de la Plaza de Mayo. No quieren que a ningún asesor presidencial se le ocurra que la Argentina necesita más dosis que las permitidas de mandatos K