Para dormir bien, calmar la ansiedad o “disimular” una angustia. Consumir psicofármacos se ha vuelto algo común entre los argentinos. Los medicamentos tranquilizantes, ansiolíticos y antidepresivos están en el botiquín familiar y se toman como si fueran aspirinas, sin advertir sus efectos adversos ni la adicción que generan.
Lo corroboran las estadísticas: según el Estudio de Consumo de Sustancias Psicoactivas realizado por la Sedronar entre 2016 y 2017, el 15% de la población de entre 12 y 65 años consume psicofármacos con o sin prescripción médica; esto es, casi tres millones de argentinos. “El consumo de este tipo de medicamentos es alto en la población urbana de nuestro país y aumenta con la edad, alcanzando el 26,4% entre los 50 y los 65 años en el caso de los tranquilizantes”, le dijo a PERFIL Verónica Brasesco, directora del Observatorio Argentino de Drogas.
El estudio de la Sedronar también encontró que la modalidad de uso es mayor en mujeres (17,6%) que en los varones (12,8%). “El psicofármaco es la única sustancia en la que hay una mayor prevalencia de consumo en mujeres, específicamente todos los que son antidepresivos”, agregó Brasesco. Entre los 35 y los 49 años, el 19,3% de las mujeres consumió tranquilizantes o ansiolíticos alguna vez en la vida y entre los 50 y los 65 la prevalencia llega al 35%. En tanto, el 4% usó estimulantes o antidepresivos. “Es alto el consumo en mujeres entre los 20 y los 50 años, cuando empieza la necesidad de una alta performance: estudiar, trabajar, tener hijos. Es una especie de ‘muleta química’ para aguantar el ritmo”.
Entre quienes refirieron haber consumido tranquilizantes o ansiolíticos alguna vez en la vida, la mayor parte pertenece al grupo de las benzodiacepinas, que actúan sobre el sistema nervioso central y tienen efectos sedantes, hipnóticos, ansiolíticos, anticonvulsivos y miorrelajantes. En mayor medida clonazepam (55,6%), alprazolam (30,2%) y diazepam (15,4%). Según datos de la consultora especializada IMS Health Argentina, es uno de los países con mayor consumo per cápita de clonazepam del mundo. En 2014 se vendieron más de un millón de unidades por día, 143% más que en 2004.
Dependencia. Para Brasesco, la funcionalidad del psicofármaco en la adolescencia y en la edad adulta es distinta. En los jóvenes prevalece el uso con fines recreativos, es la llamada “jarra loca” donde se mezclan pastillas y alcohol. “Es un consumo de alto riesgo para la salud porque se combina con otras sustancias”, señaló Brasesco.
En cambio, en los adultos los psicofármacos se utilizan para combatir situaciones cotidianas estresantes, de tensión o de incertidumbre. Muchas veces se buscan soluciones inmediatas a problemas con la ilusión de que son “pastillas mágicas”. “Se medicalizan los ciclos vitales: la menopausia en la mujer, todo lo que es el síndrome de nido vacío, la soledad. Esto tiene que ver con la vida en las grandes urbes”.
Las benzodiacepinas suelen generar dependencia y tolerancia, por eso los especialistas aconsejan no consumirlas por más de tres meses. “Son altamente adictivas. Salir del consumo, abandonarlo, es bien complicado”, advirtió Brasesco. Además, pueden producir somnolencia, irritabilidad, disminución de los reflejos y demencia. Por eso se deben consumir bajo prescripción médica.
El estudio de la Sedronar halló que el 21% de los que consumieron tranquilizantes alguna vez en la vida lo hicieron sin prescripción médica o iniciaron el consumo por indicación del médico y luego continuaron por su cuenta. Entre quienes sí tenían indicación médica (78%), en el 49% de los casos fue un médico generalista quien había recetado el tranquilizante y en un 37,2% un médico psiquiatra.
“Hay que hacer un gran trabajo con los médicos, por esto de que en ocasiones reproducen la receta de psicofármacos por años y luego hay un alto porcentaje de gente mayor con adicción a la sustancia. Para eso, firmamos un convenio con PAMI y queremos trabajar con todo lo que tiene que ver con medicalización de la vejez”. concluyó Brasesco.
Crece el consumo de marihuana, cocaína y alcohol
El Estudio de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Población General fue realizado por la Sedronar entre 2016 y 2017. El informe, que encuestó a 20.658 personas de entre 12 y 65 años, representantes de una población total de 18.960.593 personas, arrojó datos alarmantes en torno a la situación de consumo de drogas y alcohol en todo el país. Entre los principales resultados, muchos de los cuales fueron presentados por el presidente Mauricio Macri a mitad de año, se halló que la marihuana es la droga ilícita de mayor consumo en el país: el 7,8% de la población declaró su uso en el último año. Sin embargo, son los varones y los jóvenes comprendidos entre los 18 y los 24 años los que presentan mayores tasas de consumo.
En tanto, el 5,3% de la población de entre 12 y 65 años consumió cocaína alguna vez en su vida, lo que implica un incremento del 100% con respecto al estudio de 2010. Por su parte, el consumo actual de alcohol se encuentra presente en el 53% de la población y en mayor medida en los varones. Entre los 18 y los 24 años se observa la tasa más elevada, con el 62% y entre los menores, la más baja con el 34,7%.