POLITICA
elecciones en el club xeneize

Angelici se aleja de Boca, vuelve al perfil bajo y da pelea en la UCR

El miércoles se definen las listas y el Tano apoyará a Gribaudo, pero no irá de vice. Se aleja del amarillo PRO y vuelve a la cuna radical.

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Llano. Al igual que su amigo Macri, se prepara para dejar el cargo. | cedoc

Al igual que su amigo Mauricio Macri, Daniel Angelici también ya se proyecta en el llano. Tras ocho años como presidente de Boca, por estos días el Tano arma su nueva agenda. El resultado de las elecciones xeneizes no alterará demasiado sus planes. Aunque el 8 de diciembre gane su candidato a la sucesión, Christian Gribaudo, Angelici no ocupará lugares en las listas. Cerca del dirigente radical afirman que tampoco pretende ser una suerte de presidente en las sombras del club.

Hacia adelante, Angelici profundizará sus intereses históricos: la influencia desde el perfil bajísimo, tanta en la política como en la Justicia; los negocios vinculados al juego (bingos, hoteles y casinos); y la militancia en la UCR, de una forma cada vez más autónoma del amarillo PRO. Incluso podría pelear en 2020 por la conducción del comité Capital de la UCR, desde su agrupación Radicales por Argentina.

Antes de abandonar Boca, Angelici quiere garantizar la continuación del oficialismo en el poder, de la mano de su amigo Gribaudo. El miércoles próximo será el cierre de listas, y existen dos factores que podrían atentar contra ese deseo: que la oposición partidaria se unifique y que esa ampliación incluya al ídolo Juan Román Riquelme. Al momento, ninguna de esas dos posibilidades está cerca de cumplirse. Otro objetivo del angelicismo es diluir de macrismo la boleta oficial: el peronista Juan Carlos Crespi podría ser el candidato a vice de Gribaudo; y hasta el portero albertista Víctor Santa María mantiene conversaciones con Angelici. Y a la vez el Tano busca separar la campaña boquense del clima nacional. Por eso no tiene demasiado entusiasmo con la posible intervención de Mauricio Macri en la campaña.

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Angelici y Gribaudo son afiliados a la UCR. Se conocieron en 1994: el Tano militaba en la Juventud Radical; Gribaudo era parte de Franja Morada en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. En 2005, Gribaudo presentó a Angelici con Macri. “Mauricio tiene que conocer al Tano”, le propuso a Jorge Macri. El flechazo de confianza y pragmatismo fue inmediato. Diez años después, su amigo llegaría a la Casa Rosada. Tras cuatro años de gestión cambiemita, Angelici no logró multiplicar sus redes y ramificaciones. Al menos no lo hizo en la medida de sus expectativas y las de su tropa. Con su voz censora, Elisa Carrió atentó directamente contra ese crecimiento. La jefa de la Coalición Cívica le sacó bolilla negra moral desde el arranque del ciclo macrista. Lo tildó de operador y de “interferir en la Justicia Federal”.

Cuando Macri abandone la Rosada, Angelici contará con un mini-scrum de dirigentes con cargo en la Capital: los tres legisladores porteños Martín Ocampo, Diego Weck y Ariel Alvarez Palma, más el procurador Juan Bautista Mahiques. Por estas horas, los operadores de Angelici se quejan por el manejo cerrado del larretismo en el reparto de cargos y poder. Especialmente, le apuntan al vicealcalde Diego Santilli.

“Nuestra agenda es consolidar Juntos por el Cambio desde la oposición. Trabajar por la unidad, con la idea de que la UCR tenga un rol más importante en la nueva institucionalidad”, opina un leal al Tano.

Angelici comparte esa pretensión con otros correligionarios: el mítico Enrique “Coti” Nosiglia y hasta el mendocino Alfredo Cornejo.