Un factor clave de la derrota del oficialismo en las elecciones 2021 fue que el peronismo perdió en provincias y distritos que eran sus bastiones desde la recuperación democrática. Uno de esos lugares fue La Pampa, donde Juntos por el Cambio le arrebató bancas al Frente de Todos no sólo en Diputados sino que también en el Senado controlado por Cristina Kirchner. Y casi a semejanza de la crisis que puso en jaque la unidad de la coalición post PASO, la provincia del centro del país vive por estas horas un tembladeral producto de la fractura entre el gobernador Sergio Ziliotto y su ¿ex? jefe político Carlos Verna.
Juntos por el Cambio ganó con el 48% de los votos mientras que el Frente de Todos obtuvo el 42%. Ese escenario ya se había expresado en las Primarias del 12 de septiembre, pero en las generales de este domingo al menos se pudo revertir en Santa Rosa, la capital gobernada por La Cámpora. Sin embargo, el mapa provincial quedó teñido de amarillo en la franja este de la provincia, la más habitada y la más productiva.
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Quienes defienden la repuntada en la capital destacan que “el esfuerzo de la militancia dio resultado”, tanto como el hecho de que el gobernador Ziliotto haya salido a los barrios y lanzado la versión provincial del "Plan Platita" con el incremento de la asistencia social y los créditos blandos.
Sin embargo, Ziliotto es cuestionado por "no haber podido despegarse de lo que pasaba en Nación" tal como mencionó a PERFIL un integrante del peronismo pampeano quién reprochó que "no pudo o no supo despegarse de algunas medidas antipáticas de la Casa Rosada" durante la pandemia de coronavirus. También le reclaman haber subestimado los resultados de las primarias y no haber llegado a satisfacer necesidades de algunos intendentes del interior provincial que ahora presionan por cambios en un gabinete de ministros que ya tuvo su primera baja (aunque los medios pampeanos sostienen en que el titular de Obras Públicas se va para asistir a Daniel Pablo Bensusán en el Senado).
La estruendosa retirada de Carlos Verna
El otro factor a tener en cuenta se llama Carlos Verna. En el Centro Cívico hay quienes aseguran que el ex gobernador y ex senador nacional tiene mayor responsabilidad en el histórico fracaso que sufrió el peronismo en La Pampa.
Si bien su protagonismo estuvo lejos de ser activo en los procesos electorales de este año, después de las PASO su nulo accionar puso en jaque el desempeño oficialista y marcó los resultados que se vieron el domingo. Verna, que hasta hace varios meses era el jefe político de Ziliotto, decidió optar por el silencio y la inacción.
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Salvando las diferencias, su juego se asemeja mucho al de la vicepresidenta Cristina Kirchner: manejos en las sombras, silencio público y cada tanto un tweet, foto o declaración que con pocas palabras da que hablar en la política provincial. Verna sabe que tiene poder, y el peronismo también. Desde su General Pico local, el ex gobernador controla el norte provincial y la segunda ciudad más poblada después de la capital. Más allá de las acusaciones y las defensas que se tiran públicamente desde anoche, está claro que el vacío político dañó fuerte.
En esa localidad, por ejemplo, Juntos por el Cambio le ganó al Frente de Todos en las generales e incluso incrementó el porcentaje que había sacado en las PASO. Ayer la boleta opositora obtuvo el 53,34% frente a un oficialismo que cosechó un 36,28%. En septiembre esos números habían sido del 52,44% y 33,21% respectivamente.
La plancha y la foto
En el medio no solo estuvo el silencio de Verna y su validación a los candidatos y candidatas. Su aparato político hizo la plancha al punto que la intendenta de esa localidad norteña, Fernanda Alonso, se tomó licencia del cargo ejecutivo apenas después de las PASO por supuestos motivos personales y en su lugar llegó un reemplazo que el primer día avisó que no se iba a meter en política.
"En el contexto provincial, la licencia de la intendenta de General Pico es una de las cosas que a 10 días de la elección el manual indica que no suman. Y no es sólo eso... acá todos tenemos que responsabilizarnos de la cuota parte", dijo a este medio un funcionario provincial de alta jerarquía.
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La mayor parte de los funcionarios se resisten a apuntarle al vernismo duro con nombre y apellido, pero lo cierto es que la bronca está. De manifiesto queda el enojo con él por no sacarse una foto con los candidatos del Frente de Todos o mandar un mínimo apoyo pero si difundir la foto de una reunión informal con un intendente provincial que responde al radicalismo.
"Cada dirigente o militante con responsabilidades institucionales sabrá qué hizo o que no", apuntó un dirigente de peso de la Cámara de Diputados pampeana.
"La dirigencia de Pico no estuvo a la altura de las circunstancias", afirmó este lunes otro ex gobernador pampeano, Rubén Marín, en declaraciones a Somos La Pampa.
"Pensar en lo que pudo hacer o no hizo Verna, poner el ojo ahí, es volver a equivocarnos. Hay que tener una mirada y una autocrítica, en donde hay responsabilidades y cuestiones a corregir", dijo a El Diario Ariel Rojas, un diputado provincial que responde a Oscar Mario Jorge, otro ex gobernador que estuvo varios años guardado pero entre las PASO y las generales salió a hacer campaña.
Más allá de la división de opiniones, lo cierto es que tanto Verna como Ziliotto quedan golpeados. Algunos de los fieles de Verna admiten que con su jugada impulsó a la oposición que salió victoriosa y con una recarga de energía en romper la hegemonía oficialista en 2023.
Pero Ziliotto también queda golpeado: su intento a pocos días de las elecciones de surfear la interna con Verna y dar un último impulso a la campaña juntando al peronismo en una especie de retiro espiritual no alcanzó. Tampoco fue posible hacerlo desde la gestión con anuncios grandilocuentes como por ejemplo la estatización de la ex planta de Alpargatas, una fábrica textil emblema del impacto de la política macrista que en 2018 dejó a cientos de personas sin trabajo.
Cristina, salpicada por la interna
Pero está claro que las consecuencias de la interna no sólo se lamentan en el plano provincial. El fracaso electoral del oficialismo en un un territorio clave en el que también estaban en juego tres bancas para el Senado también dañó a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
El objetivo del oficialismo en ese lugar era conservar el quórum y para ello la titular de la Cámara Alta le había dado su bendición a María Luz Alonso, su mano derecha en la Secretaría Administrativa del Senado. La confianza estaba en que las dos bancas iban a ser para el Frente de Todos y por ello la iba a ver sentada en el recinto, pero ayer se confirmó que sólo entrará Daniel Bensusán, quien hasta ahora era ministro de Gobierno y Justicia pampeano.
Producto de la disputa interna del peronismo pampeano traducida en la falta de votos, Juntos por el Cambio se ganó las dos bancas que estarán ocupadas por el radical Daniel Kroneberger y María Victoria Huala, una dirigente de la juventud macrista que hasta antes de las PASO era completamente desconocida pero ya tiene aires e intenciones de discutir con Cristina. La Pampa arde y el calor se siente en el Congreso.