“Si querés conocer la clave de la historia de la valija, buscá por el lado de los Uzcátegui”. La sugerencia parte de alguien que trabajó más de 20 años en la gerencia de Petróleos de Venezuela y sigue vinculado al negocio, desde afuera. En Venezuela, Miami y la Argentina el apellido Uzcátegui suena fuerte en los últimos días. “El que llevaba la maleta es el chico, ordenado por su padre, por supuesto. Pero al llegar al aeropuerto, un poco atontado por el Johnnie Walker etiqueta azul que habían tomado en el vuelo, y por su falta de experiencia, Daniel se pone un poco nervioso ante la intervención de las autoridades aduaneras y el Gordo Antonini decide hacerse cargo de la maleta”, asegura otro petrolero que conoce los manejos de la empresa por dentro y pide reserva de su identidad.
Si esta versión llegara a confirmarse, la situación de Diego Uzcátegui Matheus, ex vicepresidente de Petróleos de Venezuela SA y presidente de su filial en la Argentina y la de su hijo Daniel Uzcátegui Specht, uno de los pasajeros que llegó el pasado 4 de agosto junto a Antonini Wilson y la valija de los 800.000 dólares, podría complicarse. La Justicia argentina sigue estos indicios, y ya los busca. La jueza Martha Novatti pidió información de su paradero a Interpol y piensa citarlos para tomarles indagatoria.
Esta es la historia de poder y negocios de una familia que creció con el poder chavista y hoy manchada por un escándalo.
A pesar de que en su momento el dirigente piquetero Luis D’Elia, describió a Uzcátegui hijo como “un muchacho engañado por la CIA al que le plantaron un servicio” (en referencia a Antonini), la relación entre el empresario venezolano-norteamericano que ahora colabora con el FBI y el joven de 20 años viene de larga data.
Al igual que Antonini Wilson, Uzcátegui Jr. es fanático de los autos y de la velocidad. Los que lo conocen en Venezuela cuentan que se mostraba orgulloso con sus motos de alta cilindrada y con el nuevo Porche regalo de su padre. “Mientras hacía negocios con Uzcátegui padre, el Gordo se acercaba al hijo, desde la pasión fierrera que ambos compartían. El lo veía como otra manera de invertir en esa relación comercial. Incluso lo invitó al circuito Gumball 3000, un rally que se realiza en Europa para pilotos amateur con cuentas bancarias de muchos ceros”, comenta un allegado a los Antonini.