El shock de despidos estatales llegó a un sector en el que rige el secretismo y no hay chances de reclamo gremial: la Agencia Federal de Inteligencia. Tras repasar perfiles, trayectorias y procedencias de los agentes de la ex SIDE, con especial interés por los más de 300 ingresados en el último año, el organismo conducido por Gustavo Arribas y Silvia Majdalani resolvió echar a setenta espías, repartidos entre las áreas de finanzas, jurídicas, prensa y operaciones. Además suspendió una resolución kirchnerista que ordenaba el pase a planta permanente de 500 empleados.
Según la nueva jefatura macrista de la AFI, los despidos están orientados a “reordenar y profesionalizar la Casa”. El método usado para la purga no fue el de un barrido de trazo grueso: “Identificamos uno a uno qué funciones cumplían”, aclaran desde la ex Secretaría de Inteligencia, un organismo que desde hace un año se volvió un hormiguero de facciones y pulseadas internas.
Envalentonados tras la captura de los prófugos Martín y Christian Lanatta y Víctor Schillaci (pese a las internas, las denuncias fallidas y los papelones, en la AFI se adjudican el mérito de haber dado con la ubicación exacta de los fugados), Arribas y Majdalani prometen que continuarán con la reforma. Sobre la resolución kirchnerista que determinaba el pase a planta de 500 agentes, el dúo macrista firmó su suspensión: en adelante, revisarán caso por caso.
Hace un año, la ex SIDE cobró enorme visibilidad a partir de la muerte del fiscal Alberto Nisman. Aunque en realidad había quedado bajo la lupa unas semanas antes, cuando Cristina Kirchner echó por supuesta deslealtad al ex número dos de la ex SIDE, Francisco “Paco” Larcher (puesto por Néstor Kirchner) y al mítico Jaime Stiuso, ex director general de Operaciones.
Tras esa tanda de expulsiones, más otras jubilaciones inducidas, el kirchnerismo incorporó más de 300 agentes: la mayoría, familiares de espías activos; pero otro importante grupo estaba vinculado a La Cámpora. Ahora, Arribas y Majdalani dieron marcha atrás con gran parte de esa renovación: el jueves pasado despidieron a 70, y aseguran que no serán los únicos. Hace tres semanas se jubiló el último sobreviviente de la vieja guardia de espías: Fernando Pocino, el ex número tres.
Y si bien las movidas podían sugerir la posibilidad de un recambio (de nombres y de prácticas), algunas designaciones sugieren una vuelta al statu quo que convirtió a la AFI en un actor algo oscuro, pero siempre influyente. Por caso, el regreso a la escena de Darío Richarte, ex subjefe en tiempos de la Alianza. Hasta la ruptura de Cristina Kirchner con la troupe de Stiuso, Richarte se consolidó como un operador judicial del kirchnerismo. Ahora, aliado al macrismo, empezó a ganar peso en la AFI, donde hoy conviven unos 1.100 agentes.