El 26 de marzo, si nada cambia en las próximas semanas, los presidentes Alberto Fernández y Jair Bolsonaro se verán por primera vez en un cara a cara después de varios magullones infligidos mutuamente. Será en ocasión de una cumbre de líderes del Mercosur en Buenos Aires con motivo de los 30 años de la firma del Tratado de Asunción que dio nacimiento al bloque. Todavía no está confirmada una bilateral entre ellos.
La infomación del viaje de Bolsonaro a Buenos Aires llegó ayer temprano a la Quinta de Olivos a través de una llamada del embajador en Brasilia, Daniel Scioli, poco depués de la siete de la mañana. El representante argentino se había enterado apenas unos minutos antes. La Cancillería lo confirmaría poco después, luego de largas gestiones del ex motonauta a través de dos de los interlocutores de mayo confianza del brasileño:su secretario de Asuntos Estratégicos, Flavio Viana Rocha, y Eduardo Bolsonaro, uno de los hijos del presidente vecino.
La idea de una reunión presencial entre los dos mandatarios con el marco del Mercosur se remonta a la primera bilateral virtual que ambos mantuvieron en noviembre del año pasado. Entonces se apuntaba al 35° de la Declaración de Foz de Iguazú, con el histórico abrazo entre los presidentes José Sarney y Raúl Alfonsín como telón histórico. No pudo ser. Desde entonces, se apuntó a la siguiente efeméride, en 2021.
La condición de Bolsonaro era que el encuentro tuviera lugar en Foz de Iguazú. A través de Scioli, desde Argentina, contrapropusieron Puerto Iguazú. Después de todo, la presidencia pro témpore del bloque hoy descansa en manos de la Argentina que debía ocuparse, le dijeron, de albergar la cumbre recordatoria. Y hasta allí, había cierto consenso. Pero luego el Gobierno lanzó Buenos Aires como sede.
Propusieron el
Palacio San Martín
y el CCK como
posibles sedes para
el encuentro
Desde el Ejecutivo, brindan argumentos relacionados con la pandemia para justificar el último traslado. Eso fue lo que les explicaron el canciller Felipe Solá y Scioli a los brasileños: que la ciudad capital dispone de espacios más amplios para preservar la seguridad de los cuatro mandatarios y sus ministros de relaciones exteriores —también vendrán el paraguayo Mario Abdo y el uruguayo Luis Lacalle Pou, con sus funcionarios de exteriores—. De hecho, ofrecieron tanto el Palacio San Martín como el Centro Cultural Kirchner como posibilidades. Por lo bajo, reconocen que en Buenos Aires, Fernández juega de local para un primer encuentro.
Entre los temas que podrían conversarse figuran las estrategias del bloque para pasar del reclamo a la acción en lo que refiere al acceso a las vacunas. Una de las posibles vías la expresó esta semana Abdo en su exposición en la cumbre del Prosur: hasta que funcione en plenitud el mecanismo Covax, apelar a la solidaridad regional donando, cada país, una parte de sus dosis a los menos favorecidos con la distribución global. Después de todo, se trata de una pandemia global y también la solución debe tomar esa forma.
La reunión de jefes de Estado y cancilleres sería el único evento presencial del 26 de marzo. En simultáneo, la presidencia pro témpore argentina trabaja en la organización des tres foros —empresarial, ciudadano y académico— para acompañar la jornada conmmemorativa aunque todos ellos se desarrollarían de modo remoto.