El periodista Miguel Bonasso repasó su camino de encuentros y desencuentros en el kirchnerismo con contundentes definiciones sobre el gobernador bonaerense Daniel Scioli, flamante precandidato a suceder a Cristina Fernández de Kirchner. “Buscabamos algo superador del peronismo”, dijo.
El escritor recordó que en un comienzo se buscaba “la creación de algo muy parecido a lo que había sido el Partido de los Trabajadores en Brasil. Para eso, había que buscar una variante que garantizara la no represión del conflicto social y una transición hacia una etapa superior en la que se pudieran alcanzar los objetivos que se habían alcanzado en Brasil y Uruguay”.
“En eso encajaba Néstor Kirchner y, además, teníamos una relación personal porque ellos buscaron hacerse amigos míos. Habían leído Recuerdos de la Muerte que les había gustado, y Máximo había leído El Presidente que no fue y le había encantado”, explicó.
En el programa que se emite por Canal (á), el dirigente definió su relación con los Kirchner como una “amistad pero no de subordinación política” y que Cristina hasta lo ha tratado de gorila. También profundizó en los desencuentros, discusiones y cuándo se dio cuenta que “Cristina le bajó la persiana”.
“A medida que se va acercando el desemboque electoral del 2003 me llaman para integrar una especie de mesa muy reducida que conducía el kirchnerismo. Yo participo de eso hasta que Néstor lo designa Scioli como candidato a vicepresidente. No podía estar junto a Scioli porque era la continuación del menemismo por otros medios. Tuvimos una discusión violentísima en la casa de Santa Cruz y me di cuenta que en ese momento Cristina me bajó la persiana”.
Finalmente, Bonasso agregó: “En los debates parlamentarios la gente duhaldista que estaba con Kirchner me acusaba de que yo no votaba algunas de sus leyes y me llamaban transversal. Yo seguía pensando lo mismo, que era necesario un frente como el Frente Amplio de Uruguay y no el pejotismo de la provincia de Buenos Aires. Cuando Néstor Kirchner decide ir como presidente del PJ ahí ya no había más nada que hacer”.