A una semana de que la Revista Noticias revelara que la ex secretaria de Néstor Kirchner, Miriam Quiroga, había sido echada por el gobierno de Cristina Fernández, por ser presuntamente su amante durante años, el gobierno vivió una semana de tensiones y acusaciones cruzadas. Incluso, se supo que hubo algunos pases de facturas al secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, por haber sido quien despidió a Quiroga.
En su edición de esta semana, Noticias informa que un influyente funcionario de la Casa Rosada transmitió el malestar que en el entorno presidencial hay con Parrilli. "Actuó con la delicadeza de un elegante", se quejó, y no pudo reprimir la chanza: "Con semejante falta de tacto, más de una vez debe haber abierto la puerta cuando no convenía".
La acusación contra el secretario general de la Presidencia se basa en la brusquedad con que cumplió la orden de Cristina, y en cómo la convenció a ella para que Quiroga fuera echada. Dos fuentes del gobierno aseguran que fue él quien detalló a la Presidenta los pormenores de la relación íntima entre la secretaria y su difunto marido.
En el entorno de Cristina, en tanto, aseguran que las revelaciones de Quiroga la afectaron y que las considera un ataque personal. Y aunque desde el gobierno ordenaron no tocar el tema en ninguno de los medios oficialistas para no dar por confirmado lo que todos consideran indiscutible, la amplia repercusión en la prensa internacional fue incontrolable.
"Lo de Quiroga la puso mal", reconoce un funcionario que también trabajó cerca de la ex secretaria. "Y hay consenso en atribuirle la culpa a Parrilli".
Las declaraciones de Quiroga, en efecto, tuvieron amplia repercusión. "Es vox populi que era la amante de Kirchner", confesó ante Noticias, cuando reveló que había sido echada el 5 de enero por pedido de Cristina. Un mensaje que iba dirigido, claramente, al gobierno.
Más información y más fotos, en la última edición de la Revista Noticias.