POLITICA
giro presidencial

César Milani y Oscar Parrilli, detrás de la teoría oficial del asesinato

Por Emilia Delfino. Convencieron a Cristina Kirchner de que se trataba de un homicidio cuyo objetivo final era desterrarla del poder.

Círculo presidencial. El jefe del Ejército y el titular de Inteligencia informan a CFK.
| Cedoc

El giro de la Presidenta alrededor de la muerte de Alberto Nisman tiene dos nombres y apellidos: Oscar Parrilli y César Milani. Durante las primeras horas del lunes, tras la noticia del hallazgo del cuerpo del fiscal en un departamento de Puerto Madero, Cristina Fernández de Kirchner se apoyó en el secretario de Seguridad, Sergio Berni. El funcionario había estado en el lugar de los hechos monitoreando el accionar policial y judicial.

Su primera carta vía redes sociales está marcada por la teoría de Berni: Nisman se suicidó. Con el paso de las horas, y un pedido imperioso del titular de la Secretaría de Inteligencia, Oscar Parrilli, y del jefe del Ejército, César Milani, se convenció de que se trataba de un asesinato presuntamente ordenado por el ex jefe de los espías, Jaime Stiuso. Parrilli y Milani pedían tiempo para investigar antes de que la Presidenta saliera a comunicar públicamente.

El entorno presidencial cree ahora que Stiuso y sus hombres tenían planeado una serie de “planes de salida” en caso de perder la puja interna por el control de la ex SIDE, contó una fuente oficial. Creen que esos planes podían incluir la muerte de un periodista o de un dirigente de la oposición. El objetivo de esas supuestas operaciones era golpear al Gobierno.

Dicen que Nisman nunca fue el plan A, pero que el contexto internacional –la Presidenta lo resaltó en su segunda carta pública– en medio de los atentados en París durante los primeros días de enero, creó el escenario ideal para activar un plan secundario: hacer regresar a Nisman de su viaje por Europa, entregarle una denuncia contra el Gobierno y luego hacerlo aparecer muerto. Una especie de golpe de Estado lento y doloroso. Una crisis política agónica.

Quienes trabajaron con Nisman o estuvieron con el fiscal durante sus últimos días de vida aseguraron a PERFIL que esa denuncia fue escrita por él; que Nisman la preparaba desde hacía tiempo –dicen que advirtió a varios de ellos que iba a sorprenderlos con algo que estaba trabajando–; y que tenía pensado regresar al país al menos desde el 6 de enero.
Pero coinciden en algo con Cristina Kirchner: nadie cree que Nisman se haya suicidado y están convencidos de que se trata de un asesinato.