El billete de $ 2 mil, el de mayor denominación que comenzó a circular en Argentina, alcanza para comprar 4 kilos de azúcar, 1,5 kilos de tomate perita o 5,7 litros de leche. Sin embargo, comerciantes aseguran que todavía no lo ven entre los clientes, y que cuando llegue tampoco será suficiente para paliar la pérdida del poder adquisitivo del peso.
Según un relevamiento de PERFIL, hace poco más de un mes, cuando se anunció que los billetes se mandarían a imprimir, esos $ 2 mil alcanzaban para comprar 2 kilos de tomate perita o 1,94 kilos de yerba. Pero la capacidad de compra volvió a bajar considerablemente.
Quienes accedan al billete, que los empresarios afirman todavía no lo vieron en circulación, podrían optar por comprar, por ejemplo, una docena y media de huevos, 1,7 kilos de yerba o 1,4 kilos de carne picada común.
“Siempre estamos esperando que el Estado nos dé respuesta y que no pase medio año para sacar un billete que todavía no lo hemos visto en la calle”, aseguró a PERFIL Fabián Xavier Castillo, presidente de Federación de Comercio e Industria de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Fecoba).
Castillo agregó que el billete “no está en los cajeros y tampoco llegó a través de los clientes”, pero que lo más preocupante es que “perdió la mitad del valor que tenía en enero”, cuando la entidad lo volvió a reclamar. “Hace más de dos años que venimos pidiendo un billete de mayor denominación”.
Fuentes del Banco Central consultadas por PERFIL aseguraron que el mismo lunes salieron los primeros camiones de caudales hacia los bancos provinciales y regionales, y que una vez que sean recibidos por las entidades serán distribuidos en la red de sucursales. “La mayoría de los bancos empezaron a recibir el dinero el mismo lunes. Después tienen que hacer la distribución interna a cajeros humanos y automáticos”.
La consultora Focus Market hizo un relevamiento sobre lo que ya no se podría comprar con el billete que hasta ahora pocos encontraron. Por ejemplo, esa suma no alcanza para un kilo de corte de carne como vacío ($ 2.200) o nalga ($ 2.300). Tampoco para adquirir un paquete de 34 pañales ($ 3.220) o un kilo de patitas de pollo rebozadas ($ 2.590).
“El billete tendría que tener un valor de $ 25 mil para recuperar el poder adquisitivo que tenían dos billetes de $ 1.000 cuando se lanzaron en 2017”, explicó a PERFIL el economista y director de esta consultora, Damián Di Pace.
Los comerciantes advierten que, además de la pérdida de valor, se enfrentan a problemas como el de la inseguridad. “Movilizar semejante volumen de papel y llegar a los cajeros y hacer el depósito vía máquinas que muchas veces no reconocen los billetes genera un inconveniente”, aseguró el representante de Fecoba. “No por el valor sino por el volumen, porque la verdad es que no se está vendiendo en razón de lo que todos esperamos”, concluyó.
A la dificultad en la logística se suma el tema de los mayores costos. “Si bien el sistema digital ha avanzado bastante, aún hay muchas transacciones en billetes y tener un caudal tan grande genera ciertos engorros”, explicó a PERFIL el economista Salvador Vitelli. Esto, detalló, aumenta los gastos para los bancos que tienen que pedir más camiones para el traslado.
“La dinámica en la cual estamos, en términos de inflación, produce esos efectos donde parece que el billete cada vez alcanza para menos”, agregó Vitelli. “La gestión actual intenta no emitir un billete de mayor denominación por dos causas: primero, para no asumir el daño que se hizo con la inflación”, y después, para intentar “frenar los efectos de la economía informal” debido a que el billete de mayor denominación vuelve estas actividades “algo más engorrosas”.
“Hay una fuerte sintonía entre los colegas que pensamos que con billetes entre los 5 mil y 10 mil pesos la situación andaría un poco mejor”, cerró el economista. Los reclamos de comerciantes y pequeñas empresas van en el mismo sentido.