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Cómo la falta de control en bancos permite desde sobornos hasta negligencias fatales

Desde Ucrania hasta Estados Unidos y de Túnez a Turkmenistán, la investigación del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) revela el durísimo costo humano que deja el lavado de billones de dólares alrededor del mundo. Segunda entrega de los hallazgos internacionales de la filtración.

FinCEN Files, una investigación global de ICIJ
FinCEN Files, una investigación global de ICIJ | ICIJ

Cuando llegó al supermercado, la harina olía mal. El aceite era negro y amargo. Corría el año 2016, y la economía de Turkmenistán estaba en caída. Los pobres buscaban comida en los contenedores de basura. En dos años, la inflación sería la más alta del mundo después de Venezuela.

Los jornaleros arrastraban bolsas de cemento en bicicleta por unos pocos manats, la moneda del país de Asia Central, cuyo valor se hundía día a día. A la noche, esposos y padres se amontonaban fuera de las puertas de plástico negras de los supermercados pertenecientes al gobierno, donde los estantes estaban vacíos si no se tenían en cuenta los productos importados, que estaban por las nubes.

En 2016, la economía de Turkmenistán estaba en caída. En dos años, la inflación sería la más alta del mundo después de Venezuela. 

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Turkmenistán es un Estado de Asia Central, limítrofe con Afganistán, Irán y Uzbekistán.

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“Nunca había suficiente comida”, dijo un turkmeno jornalero de la ciudad oasis de Mary, en el sur del país, quien pidió mantener el anonimato por temor a poner a su familia en riesgo. “La gente esperaba harina hasta la medianoche, y los dueños de los negocios no sabían cuándo iban a reponerla”.

Este año, la organización sin fines de lucro Freedom House clasificó a Turkmenistán como un Estado más represivo que Corea del Norte, y uno de los cuatro “peores de los peores” países del mundo para los derechos políticos y civiles. Los expertos dicen que en el país no pasa nada sin la aprobación del presidente, Gurbanguly Berdymukhamedov.

Primera entrega de este artículo FinCEN Files: sin controles de los bancos la historia del dinero sucio que destruye sueños y vidas

En Asjabad, la capital, los ciudadanos no pueden hacer extracciones de más de 23 dólares por día en los bancos. No pueden abrir una ventana en una avenida por la que pueda llegar a pasar Berdymukhamedov. Este año, el presidente habría prohibido la palabra “coronavirus”.

Turkmenistán es un Estado de Asia Central, limítrofe con Afganistán, Irán y Uzbekistán.

El nombre de la capital, Asjabad, significa “ciudad de amor”. Debido al hambre, la represión policial y la corrupción, muchos la conocen con otro nombre: la ciudad de los muertos.

La organización sin fines de lucro Freedom House clasificó a Turkmenistán como un Estado más represivo que Corea del Norte.

En Asjabad, la corrupción, al igual que en muchas otras capitales del mundo, se sostiene en base a movimientos subrepticios de dinero a través de puestos remotos en el exterior, y con frecuencia, a través de los bancos más ricos del planeta.

En casi tres docenas de informes de actividades sospechosas revisados por ICIJ se detectaron pagos vinculados con Turkmenistán entre 2001 y 2016 por un total de 1.400 millones de dólares. Así consta en los archivos financieros secretos obtenidos por BuzzFeed News y compartidos con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ).

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Los archivos, conocidos como informes de actividades sospechosas (SAR por sus siglas en inglés), ofrecen una visita guiada al mundo del delito, la corrupción y la desigualdad, con papeles protagónicos desempeñados por políticos, oligarcas y estafadores con buena labia, y el rol crucial de los banqueros que atienden a cada uno de ellos. Los SAR demuestran el fracaso de los bancos y otras instituciones financieras para desbaratar el flujo de dinero ilícito que fomenta el delito y causa sufrimiento a escala planetaria.

“Sospechoso” no necesariamente significa ilícito, pero las autoridades de cumplimiento de los bancos que observaron las transferencias determinaron que merecen un análisis más exhaustivo.

En un mundo asolado por crisis que acaparan los titulares de los diarios, incluida la pandemia de coronavirus que destruye vidas y medios de subsistencia, el movimiento sin control de dinero sucio puede parecer una amenaza remota. Pero sus consecuencias son profundas: narcotraficantes y estafadores “Ponzi” mueven sus ganancias más allá del alcance de las autoridades. Los déspotas y los corruptos capitanes de la industria amasan fortunas ilícitas y consolidan su poder. Y acuciados por la falta de fondos, los gobiernos no pueden pagar el tratamiento para los enfermos.

En el centro de estas historias hay personas reales afectadas de maneras reales: familias que perdieron sus ahorros en artimañas financieras predatorias, atletas olímpicos despojados de sus victorias por funcionarios corruptos, padres que lloran a hijos e hijas caídos en batalla.

“Sospechoso” no necesariamente significa ilícito, pero las autoridades de cumplimiento de los bancos que observaron las transferencias determinaron que merecen un análisis más exhaustivo.

De qué trata la nueva investigación global del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ)

En casi tres docenas de informes de actividades sospechosas revisados por ICIJ se detectaron pagos vinculados con Turkmenistán entre 2001 y 2016 por un total de 1.400 millones de dólares.

“Los giros parecen sospechosos porque con frecuencia se enviaron de manera repetitiva y solían involucrar a entidades sospechosas, con aspecto fantasma”, escribió un empleado del departamento legal del Banco New York Mellon en relación a los casi 100 millones de dólares de transferencias realizadas durante los últimos tres meses de 2016.

Según un análisis de ICIJ, algunas empresas radicadas en el Reino Unido recibieron dinero de Turkmenistán aunque ante los reguladores habían informado que no participaban activamente en ninguna actividad lucrativa.

Ejemplo de la carátula de un reporte de operación sospechosa. Fuente: FinCEN Files.
SAR. Ejemplo de uno de los reportes de operaciones sospechosas que elabora la Unidad de Inteligencia del Tesoro de EE.UU. Crédito: FinCEN Files, ICIJ-Buzzfeed News.

Según los documentos filtrados, en uno de los casos, el ministro de Comercio de Turkmenistán envió 1.600.000 de dólares a una empresa en Escocia llamada Intergold LP. Los registros del banco indicaron que el pago fue por “golosinas” o dulces. El pago salió de la cuenta bancaria del ministerio en Asjabad, pasó por el Deutsche Bank en Nueva York y llegó a una cuenta bancaria en Letonia perteneciente a Intergold.

Los informes muestran que Intergold LP fue creado 10 meses antes de sus transacciones con el gobierno turkmeno. Su dirección registrada es un local llamado Mail Boxes Etc. en Glasgow, Escocia.

“Obtenga esta dirección comercial”, sugiere el frente del local. Desde entonces, Intergold pasó a denominarse SL024852 LP. No queda claro a quién pertenece la empresa o si tiene algún propósito legítimo.

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James Dickins, quien firmó los documentos oficiales para el registro de Intergold en el momento de su creación, también autorizó por lo menos otras 200 empresas en Inglaterra, según un análisis realizado por ICIJ de las empresas que figuran en los Archivos FinCEN. En los últimos años, algunas empresas británicas han sido utilizadas como herramientas para ocultar las recompensas de delincuentes y funcionarios corruptos.

ICIJ no logró contactar a Dickins. Daniel O’Donoghue, quien también firmó la solicitud de registro de Intergold, le dijo a ICIJ que su trabajo corporativo es supervisado por los reguladores anti lavado de dinero del Reino Unido y cumple con los altos estándares requeridos de debida diligencia. “Si tienen evidencias de un delito de parte de Intergold LP deben comunicárselo a las autoridades pertinentes”, dijo O’Donoghue.

“Esto parece sin lugar a dudas un caso en el que se utilizó una empresa fantasma para ocultar fondos de las arcas del Estado”, dice Annette Bohr, analista de investigación en el centro de expertos Chatham House de Londres y quien se especializa en las cleptocracias de Asia Central. “Posiblemente pensaron que si ponían ‘golosinas’ nadie se daría cuenta.”

El ministerio de comercio de Turkmenistán no respondió las preguntas enviadas a través de su embajada en los Estados Unidos. El formulario de contacto en línea del ministerio no funcionaba.

El ministerio de comercio de Turkmenistán no respondió las preguntas enviadas a través de su embajada en EE.UU.

En documentos consultados por ICIJ, el Deutsche Bank no explicó por qué le parecía que las transacciones eran sospechosas. El banco se negó a emitir comentarios sobre su relación con Turkmenistán y le dijo al ICJ que, en general, “discutir sobre los posibles SAR implicaría una violación criminal del derecho estadounidense (y otros)”. Los bancos presentan SAR regularmente y “así ayudan a las autoridades a capturar y procesar a quienes participan en actividades delictivas”, dijo el banco. “El Deutsche Bank monitorea activamente en busca de conductas sospechosas y comparte otros hallazgos relevantes con las autoridades.”

En documentos consultados por ICIJ, el Deutsche Bank no explicó por qué le parecía que las transacciones eran sospechosas.

El papel que desempeñó el Deutsche Bank en las transacciones fue de banco corresponsal, lo que significa que permitió que los bancos turkmenos utilizados por ministros y empresarios con buenas conexiones convirtieran los manats en dólares y los transfirieron a otras cuentas alrededor del mundo.

En documentos consultados por ICIJ, el Deutsche Bank no explicó por qué le parecía que las transacciones eran sospechosas.

Es un papel que el banco conoce bien: la institución alemana fue la bóveda predilecta de Turkmenistán durante el régimen homicida del expresidente vitalicio Saparmyrat Nyýazow.

La institución alemana fue la bóveda predilecta de Turkmenistán durante el régimen homicida del expresidente vitalicio Saparmyrat Nyýazow.

Según Global Witness, un grupo anticorrupción, el Deutsche Bank llegó a poseer un tercio de los ingresos del país en cuentas a las que solamente podía acceder Nyýazow. Un expresidente del Banco Central del país le dijo al grupo que los miles de millones de dólares que estaban en el Deutsche Bank eran efectivamente “dinero del bolsillo personal de Nyýazow”.

 

Un senegalés en París, una tunecina corredora de obstáculos

Un día templado de junio de este año, Lamine Diack, un octogenario originario de Senegal que llegó a ser el hombre más poderoso del atletismo internacional, apareció en una sala de audiencias del norte de París para enfrentar cargos de corrupción.

“Estoy volviéndome un clavo viejo”, le dijo Diack a la sala de audiencias mientras intentaba recordar detalles de la estafa que tuvo lugar durante su presidencia de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo.

De anteojos y corbata azul con puntos blancos, Diack se enfrentó a los fiscales a pocos kilómetros del Hotel California de la avenida Champs-Elysées.

Fue en ese prodigio de cuatro estrellas y estilo art déco donde el hijo de Diack y presunto cómplice delictivo, Papa Massata Diack, efectuó un despilfarro final antes de su arresto en 2015, según documentos bancarios enviados a la FinCEN.

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La reserva de hotel del joven Diack, por 30.000 dólares, se encontraba entre 112 pagos denunciados como sospechosos en 2016 por el Citibank, según muestran los registros. Durante años, el banco había sido testigo de pagos –a Londres, Singapur, Doha, Moscú, Pekín y otros lugares– que, según los expertos, deberían haber sido informados por banqueros más diligentes mucho tiempo antes.

“Si el dinero va a consultoras sin empleados y tiendas de lujo, eso hace sonar las alarmas”, le dijo a ICIJ el experto en gobernanza deportiva Roger Pielke. “El problema no es necesariamente el dinero que circula por el mundo, sino la combinación del dinero y del destino.”

Como presidente de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo, Diack padre integró un extenso aparato de sobornos que permitió lo que según los fiscales es el plan de dopaje más audaz de la historia del deporte.

“El problema no es necesariamente el dinero que circula por el mundo, sino la combinación del dinero y del destino.”

Lamine Diack y su hijo Papa exigieron 3,8 millones de dólares de sobornos, principalmente del ministerio de Deportes ruso, para ocultar los resultados de los tests antidopaje que demostraban que los atletas rusos habían tomado sustancias que potenciaban su rendimiento, aducen los fiscales franceses.

Después de que el escándalo saliera a la luz, la Agencia Mundial Antidopaje concluyó que Diack padre “autorizó y parece haber tenido conocimiento personal del fraude y la extorsión de los atletas”. La Agencia también retiró varias medallas ganadas por los rusos en los Juegos Olímpicos de 2012.

Diack no respondió a las preguntas de ICIJ.

Diack también se llevó 1.500.000 dólares de acuerdos televisivos y del patrocinio ruso para financiar una campaña electoral en Senegal, según señalaron los fiscales. Las autoridades francesas están investigando si los sobornos fueron pagados para influir sobre la selección de las ciudades para ser sede de los Juegos Olímpicos y de los campeonatos mundiales.

Diack no respondió a las preguntas de ICIJ. Días antes de la publicación de los archivos de FinCEN, el tribunal de París condenó a Diack a cuatro años de prisión por corrupción y abuso de confianza. Sus abogados calificaron la decisión de “injusta” y “desconcertante”. El hijo, Papa Massata Diack, fue condenado a cinco años de prisión por complicidad en actos de corrupción y multado con más de US$1 millón. En Twitter, Papa Massata Diack dijo que era inocente y que estaba "sorprendido por el veredicto”, que sostiene, se basó en “deficiencias” de los fiscales. Ambos hombres fueron absueltos de lavado de dinero. Apelarán.

El proceso contra Diack se llevó a cabo en París. La presunta artimaña financiera que lo puso en el centro de la atención es de alcance global.

En febrero de 2013, en 72 horas, por ejemplo, una empresa senegalesa, Pamodzi Consulting, desparramó 1.250.000 dólares entre un conjunto de clientes inusuales: Lamine Diack, un joyero radicado en París, una federación de deportes rusa y un vendedor de relojes, perfumes y productos de belleza de lujo.

El Citibank tardó dos años en darse cuenta que había aprobado transacciones que formaban parte de un importante escándalo de sobornos deportivos.

“La participación de esta empresa francesa en un contrato de una consultora de marketing deportivo parece incongruente con su sector de actividad declarado, a saber, ‘el comercio minorista de productos de belleza y perfumes’”, escribió la agencia de inteligencia financiera de Francia (TRACFIN) a los fiscales en relación a la tienda francesa, según documentos consultados por ICIJ.

Era mucho dinero en efectivo para una empresa del centro de Dakar sin trayectoria, que ni siquiera tenía un sitio web.

El Citibank tardó dos años en darse cuenta que había aprobado transacciones que formaban parte de un importante escándalo de sobornos deportivos.

Según documentos confidenciales a los que accedió ICIJ, también enviaron o recibieron pagos sospechosos cuentas de Standard Chartered, Deutsche Bank, Barclays, JPMorgan Chase y UBS, que fueron informados a los investigadores franceses.

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Casi un año después del arresto de Diack en 2015, el Citibank reportó 112 giros por un monto de 55,7 millones de dólares que se remontan a 2007.

Uno de los pagos sospechosos más recientes – un anticipo de 30.000 dólares por el pago de una reserva en el Hotel California de París– fue enviado pocos meses antes del arresto de Diack. También se realizó un giro de 45.000 dólares a un vendedor de autos de Qatar y otro, de 435.000 dólares, a una empresa de Singapur, Black Tidings, con sede en un complejo de viviendas públicas.

El dinero informado a la FinCEN solo representa una parte de un torrente de dólares, francos, rublos, renminbis y euros que presuntamente fueron a parar a los bolsillos de entrenadores, médicos, administradores y ministros gubernamentales en uno de los escándalos más sórdidos de la historia del deporte. En el camino, a los atletas les robaron los sueños de toda una vida.

La rusa Yulia Zarípova aceptó la medalla dorada por los 3.000 metros con obstáculos en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 ante una multitud entusiasta y una audiencia global de millones de telespectadores. La corredora tunecina Habiba Ghribi terminó segunda.

En el camino, a los atletas les robaron los sueños de toda una vida.

A Zarípova le arrancaron su victoria en 2016 luego de que la repetición del análisis de la muestra de orina demostrara que se había ocultado el resultado positivo del análisis de drogas como parte de la estratagema de dopaje rusa. Ghribi recibió más tarde la medalla dorada, en una pequeña ceremonia nocturna ad hoc una noche de domingo cerca de la ciudad de Túnez, al margen de un torneo de atletismo para adultos jóvenes.

Ghribi le dijo a Inkyfada, medio asociado de ICIJ, que el hecho de haber perdido contra una competidora que estaba dopada le costó miles de dólares de ingresos y acuerdos de patrocinios.

“No es lo mismo ser campeona que subcampeona”, dijo Ghribi.

 

Colapso en Ucrania

“Nos sentamos esperando un milagro”, dijo Olha Prykhodko, al recordar el día, -nueve años atrás-, cuando rogó en la iglesia ver a su madre por última vez. “Y cada vez que traían a otro ser humano en una bolsa de plástico negra, esa esperanza se esfumaba.”

Prykhodko describió el aspecto de su madre, Nadezhda Kulinich, en el funeral. La mandíbula dislocada de Kulinich estaba vendada con cinta blanca. Tenía los dedos hechos añicos y los brazos azules, señales de un intento inútil de proteger su rostro mientras sobre ella llovían toneladas de rocas, metales y hormigón.

El 29 de julio de 2011, Kulinich fue una de las 11 personas que fallecieron en una mina perteneciente al Estado, en el este de Ucrania, cuando colapsó una torre en el edificio donde los empleados separaban carbón y roca.

“Mamá se quejaba de que todo se estaba derrumbando”, le dijo Prykhodko al Kyiv Post, socio de ICIJ. A una comisión de seguridad que había visitado el lugar antes del accidente, Kulinich incluso le dijo que “los ladrillos seguían cayendo sobre la cabeza”, dijo Prykhodko.

Los empleados se quejaron de que la torre que colapsó no había sido reemplazada en 50 años.

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Prykhodko, que ahora tiene una hija, culpa a “toda la cadena de responsabilidades, que se remonta hasta el gobierno de Kiev”. Desde la ventana de su casa puede divisar el sitio donde falleció su madre.

Los mineros ucranianos dicen que la corrupción desenfrenada los pone en riesgo.

Muchas de las minas de carbón del país, incluida la de Bazhanov, donde murió Kulinich, pertenecen al Estado. Hace mucho tiempo que son la fuente favorita del saqueo perpetrado por cleptócratas, según activistas anticorrupción, empleados y autoridades.

En esa industria, las fallas en el equipamiento son constantemente motivo de preocupación. Las minas han informado que poseen apenas más de la mitad de las máscaras necesarias para mantener a los mineros respirando en caso de colapso. En una entrevista con una revista ucraniana, el sindicato de mineros se quejó de que toman equipamiento obsoleto de las minas ociosas de todo el país y simplemente vuelven a pintarlo y a reasignarlo.

El colapso de la torre de Bazhanov, en la ciudad de Makíivka, fue uno de los tres accidentes mineros que tuvieron lugar esa misma semana en Ucrania y que en su conjunto se cobraron la vida de por lo menos 39 hombres y mujeres. Todos los accidentes sucedieron en el este del país, rico en carbón, cerca de la frontera con Rusia, donde actualmente operan dos “repúblicas populares” con el apoyo del Kremlin.

En esa industria minera, las fallas en el equipamiento son constantemente motivo de preocupación.

Una comisión oficial indicó que el equipamiento envejecido fue uno de los posibles factores que provocó el colapso de la torre Bazhanov, y recomendó cambiar la forma y los plazos en que se inspeccionan las torres.

Una proveedora de la mina Bazhanov era una desconocida empresa chipriota llamada Tornatore Holdings Ltd. Meses después del funeral y a más de 8.000 kilómetros de distancia, Peggy McGarvey, la directiva de cumplimiento de mayor jerarquía del Deutsche Bank en Wall Street, intentaba comprender a quién pertenecía Tornatore.

Lo que le llamó la atención no fue el accidente fatal sino las señales de advertencia que percibió el banco luego de procesar dos grandes pagos de parte de Tornatore.

Sede FinCEN 1
FinCEN. Sede de la Unidad de Inteligencia del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. Crédito: ICIJ.

En diciembre de 2011, Tornatore recibió 5,5 millones de dólares de una subsidiaria de equipamiento minero ucraniana llamada LLC Gazenergolizing. Al día siguiente, Tornatore envió 999.994 dólares a una importante empresa de arrendamiento rusa, perteneciente en parte al Kremlin.

Los pagos de grandes sumas de dinero, algunos de los cuales se acercaron al millón de dólares, que los expertos consideran una “huella digital” del fraude, le pusieron fin a un año de inquietudes del Deutsche Bank respecto de Tornatore. La empresa había realizado pagos sospechosos y no tenía dirección expresa ni “área de negocios”, escribieron los banqueros en informes que empezaron desde marzo de 2011, pocos meses antes del accidente en la mina Bazhanov de ese verano.

El equipo de McGarvey observó que la empresa arrendataria describió las últimas transferencias bancarias como regalos y un reembolso de un préstamo, y quiso obtener más información, según señala el informe del banco de febrero de 2012. El banco ruso de la empresa arrendataria, Globex, le había asegurado al Deutsche Bank, como respuesta a inquietudes previas, que “el cliente no realiza operaciones sospechosas”. Pero los colegas de McGarvey insistieron y le pidieron a Globex: “Por favor, envíenos información comercial de Tornatore”.

“No tenemos información”, respondió el banco ruso. Meses después, McGarvey tampoco averiguó más.

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McGarvey, que sigue siendo directora de reporte de actividades sospechosas del Deutsche Bank en Estados Unidos, no respondió las preguntas formuladas para elaborar este artículo.

Fueron periodistas ucranianos quienes relacionaron a la empresa Tornatore con el accidente en Makíivka.

En 2011, Tetiana Chernovol y Yuriy Nikolov informaron que Tornatore estaba vinculado a Yuriy Ivanyushchenko, un político cercano al entonces presidente Viktor Yanukovych. Era el vehículo para controlar Gazenergolizing, que tenía el monopolio de suministrar equipos a las minas del país.

Nikolov y Chernovol, -que fue miembro del parlamento de Ucrania entre 2014 y 2019-, escribieron que la mina perteneciente al Estado le había comprado material de recambio a Gazenergolizing antes del colapso, pero no pudieron determinar si el equipamiento había sido entregado y ni siquiera si el pedido era válido.

Pero la agencia auditora estatal ucraniana publicó un informe en 2011 que pintó un cuadro lúgubre de las operaciones de la mina. Encontró equipamiento dañado valuado en 21 millones de dólares en la oficina central de la mina Bazhanov, a kilómetros del accidente, y detectó 205 millones de dólares de “deficiencias en la contabilidad y groseras violaciones a la disciplina financiera y presupuestaria”.

Ivanyushchenko huyó luego de la revolución de 2014 en Ucrania y está siendo investigado por las autoridades de Ucrania y Suiza por presuntamente haber malversado millones de dólares destinados para proyectos de energía. A través del abogado suizo Vincent Solari, Ivanyushchenko negó poseer o tener acciones en Tornatore o Gazenergolizing. “La supuesta ‘información’ a la que parece referirse es incorrecta”, dijo Solari.

 

*Extracto de la nota global de ICIJ. La primera parte puede verse aparte. Colaboradores: Agustin Armendariz, Simon Bowers, Wahyu Dhyatmika, Emilia Diaz-Struck, Momar Dieng, Abdelhak El-Idrissi, Azeen Ghorayshi, Adebayo Hassan, Karrie Kehoe, Mohammed Komani, Tanya Kozyreva, Malek Khadhraoui, Vlad Lavrov, Andrew W. Lehren, Anna Myroniuk, Toshi Okuyama, Delphine Reuter, Mago Torres, Tom Warren, Amy Wilson-Chapman, Farruh Yusupov