Terminado el conflicto con el campo que se transformó en el centro de la escena mediática en el todo el país, la Ciudad de Buenos Aires parece volver a tomar protagonismo en lo que a problemas se refiere. Aunque la educación es el principal escollo a resolver por la administración macrista, otras cuestiones también se cuelan en la agenda PRO.
Completada la semana laboral, alumnos de distintos colegios secundarios públicos de la Ciudad continúan con las tomas pacíficas. Los estudiantes –que reclaman 40.000 becas económicas-protestan por la decisión del Ministerio de Educación porteño de cancelar alrededor de 9.000 subsidios escolares.
Ante la protesta de los estudiantes que tuvo eco en la Unión de Trabajadores de la Educación y en padres de alumnos, el jefe de la cartera educativa, Mariano Naradowski, defendió el sistema de becas entregados, al tiempo que convocó a la comisión de Educación de la Legislatura porteña para informar sobre la reestructuración que se introdujo en el sistema.
Al conflicto por las becas se suman los problemas edilicios que muchos establecimientos escolares (tanto de la educación primaria como de la media) mantuvieron a lo largo del año. A su vez, el gobierno porteño enfrenta un reclamo de CTERA, que reclama reabrir las paritarias debido al fuerte incremento inflacionario, que el mismo Mauricio Macri ha denunciado.
¿Y el transporte? De cara a la próxima semana, la Jefatura de Gobierno deberá enfrentar las medidas de fuerza que preparan los trabajadores del subterráneo. Los gremios rechazan una nueva envestida de la Unión de Transporte Argentino (UTA), sindicato que –a quince días de las elecciones- buscarían desplazar a la comisión interna de Metrovías.
Tal como pudo observarse en afiches pegados en distintas formaciones del subte, los trabajadores decidieron realizar medidas de fuerza la próxima semana. Las protestas incluirán paros, lo que traerá nuevos inconvenientes en la Ciudad de Buenos Aires.