Al final, después de una tarde plagadas de rumores, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció desde Villa María, Córdoba, la firma de un acuerdo que promete aportar un poco de oxígeno al bolsillo de los tamberos y mucha polémica. Fue a menos de 24 horas de la reunión entre la Mesa de Enlace rural y el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, en la Casa Rosada.
En una visita que duró apenas 50 minutos, Cristina, acompañada por Daniel Scioli y el santiagueño Gerardo Zamora (Schiaretti y Binner también estaban invitados y no asistieron) hizo público el aumento del subsidio a tamberos que ascenderá a 20 centavos por litro, para los productores de hasta 3.000 litros, y amplió la ayuda a tamberos con producción de hasta 12.000 litros.
"Estamos produciendo más leche, pero tenemos un 50% menos de precio", apuntó la mandataria, en una afirmación curiosa cuando se habla del continuo cierre de tambos, señalando que "nos pusimos a trabajar, lo que significa sentarse a dialogar, a ver, a conciliar intereses". El acuerdo se selló a raíz de la presión del polémico secretario de Comercio, Guillermo Moreno, quien convenció a un sector de los productores para que acepten, a espaldas de la mesa nacional de lechería.
"Ustedes saben: estas cosas no son gratis, más de 500 millones de pesos le va a demandar al Estado esta inversión, pero no lo vemos como un gasto, sino como una inversión", apuntó la Presidenta. Una asamblea de productores la esperó en su arribo a Villa María protestando por el acuerdo, al entender que no debía firmarse nada antes del diálogo de mañana.
En un discurso en el que llamó a defender el modelo, la Presidenta expresó a viva voz que donde haya producción y valor agregado "me van a encontrar siempre" e hizo una distinción llamativa: "No me van a ver de General, sino de soldado", sentenció. Sus palabras parecieron entrar en sintonía con la terminología que ayer usó la diputada ultrakirchnerista Diana Conti, al tildar de "generalato" a la Mesa de Enlace, a la que comparó con los jerarcas de la Junta Militar.
Un día plagado de versiones. Por la mañana, al conocerse que la Presidenta viajaba a firmar un acuerdo lechero a Villa María, varios ruralistas se trasladaron a la localidad para protestar. El vuelo, programado para las 11.30 se postergó hasta pasadas las 16.35 y por momentos se especuló con su cancelación. La razón fue que gran parte del sector lechero se opuso al aumento en subsidios, a espaldas de la mesa de diálogo que hoy se reunirá en la Casa Rosada.
Los diputados electos por Córdoba, Gumersindo Alonso y Estela Garnero, ambos provenientes del sector rural, mostraron su desacuerdo con el convenio que sube a 20 centavos el precio del litro de leche a tamberos.
Alonso le recomendó a la Presidenta no viajar y consideró que el acuerdo era "una pésima señal para la expectativas que pueda haber en torno al encuentro de mañana". Garnero, por su parte, expresó que "la industria no va a firmarlo un día antes del diálogo y los productores tampoco lo van a firmar", por lo que se preguntó: " ¿Quién lo va a firmar?".
La visita a Villa María, de unos 50 minutos, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, tuvo su acto en la Escuela Superior Integral de Lechería, con la participación de Juan Trossero, ex dirigente de la Cámara de Productores Lecheros de Córdoba (Caprolec). Trossero fue uno de los oradores junto a la jefa de Estado y el intendente kirchnerista de villa María, Eduardo Accastello, y aprovechó el micrófono para cuestionar a la Mesa de Enlace.
"Nosotros también somos el campo, no sólo estamos para criticar", dijo en clara alusión a la máxima dirigencia del agro, que mañana será recibida por el Gobierno y que por esa razón muchos productores no querían que ayer se oficializara un acuerdo de precios. Esa frase de Trossero despertó fuertes aplausos en Cristina Fernández, quien al cabo del discurso lo abrazó en forma efusiva.
En el escenario era notable la ausencia del gobernador Juan Schiaretti, quien ayer volvió a protagonizar un duelo verbal con autoridades de la Presidencia por la forma en que se le cursó la invitación, como había ocurrido en Río Tercero para el anuncio de indemnizaciones a las víctimas de las explosiones de la Fábrica Militar en 1995.
La jefa de Estado hizo antes del acto oficial una recorrida de 10 minutos por las instalaciones de la escuela y durante su discurso la calificó de la "mejor de Latinoamérica, según me dicen".
Fernández de Kirchner arribó primero en avión al aeródromo de Bell Ville, que estuvo todo el día cerrado y con fuerte custodia policial, y luego un helicóptero de la Presidencia de la Nación la llevó hasta Villa María, dejándola a escasos 30 metros del escenario.
En su camino saludó a los concurrentes, que no llegaron a cubrir las sillas dispuestas en el lugar, quizá debido a las demoras.
Entre el público no se observaban muchos tamberos y en cambio sí se divisaban con sus vestimentas amarillas los integrantes de Atilra, el gremio lechero.
En la nada quedaron las amenazas de marchas o protestas de productores autoconvocados y miembros de entidades ruralistas, que durante la mañana hicieron una asamblea en la que rechazaron los trascendidos del acuerdo de la duplicación de subsidios, al que se llegó luego de numerosas versiones acerca de la cancelación del viaje presidencial, cuyo arribo inicial estaba previsto a las 11 y que se concretó recién poco antes de las 17.