Los políticos y funcionarios suelen intentar desligarse de cuanta situación problemática afecta una campaña electoral. Este parecería ser el origen del reto que dispensó Cristina Fernández de Kirchner al piquetero Emilio Pérsico por contactarla a la familia de Candela Rodríguez, sin advertirle los nexos criminales de la familia.
Tal como consigna el Diario LIBRE, Carola Labrador, la madre de la menor secuestrada y asesinada, llegó hasta el despacho presidencial y se entrevistó con Cristina, quien se puso a disposición para lo que necesitara. Quien la acercó fue el barbudo líder del Movimiento Evita.
Una vez conocidos los detalles del caso y sus implicaciones con personas que cuenta con un largo expediente frente a la Justicia, desde el Ejecutivo comenzaron a buscar quienes fueron los responsables de haber expuesto a Cristina en un año eleccionario. No tardaron mucho en recordar que Pérsico había intercedido para concertar la entrevista.
Según cita el matutino al portal de noticias La Política Online, el propio Pérsico y el diputado provincial Fernando "Chino" Navarro, dirigente de Lomas de Zamora, recibieron una convocatoria desde la Casa Rosada y les recriminaron la falta de cuidado.
Trascendió la dureza del "tirón de orejas", pero se cree que pudo haber sido un funcionario de segunda línea el que haya extendido el furioso reproche. Lo cierto es que en el Gobierno no perdonará esa desinteligencia, que podría afectar las intenciones reelecionarias de la Presidenta.