Cristina reclamó en París la liberación de Betancourt

"En nombre del pueblo argentino vine junto a representantes de Abuelas y Madres de Plaza de Mayo a pedir la liberación de Ingrid" dijo hoy la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, en París, frente a unas cinco mil personas, en el acto previo a una "marcha blanca" que reclamó por la liberación de la ex candidata presidencial colombiana, secuestrada por las FARC hace más de seis años.

Así abrió el mini-tour diplomático que comenzó esta mañana, cuando puso pie en el aeropuerto Roissy Charles de Gaulle, frente a un tiempo frío, ventoso, nublado y húmedo. En resumen, un ambiente tan hostil como el que el miércoles pasado le impidió partir hacia Londres para reunirse con el premier birtánico Gordon Brown.

El problema, sin embargo, no había pasado tanto por cuestiones climáticas sino por los 21 días que duró el lock out agropecuario. La Presidenta no pudo contar entonces con uno o dos días "sin agenda", como suele dejar en sus viajes para descansar.

Este viaje no parece que vaya darle esa ansiada "tregua". Tendrá para relajarse el resto de la tarde, aunque se dedicará a preparar los temas a tratar con el presidente francés Nicolás Sarkozy, en el almuerzo de mañana a las 13 (a las ocho, hora argentina) en el Palacio del Elíse, sede de su gobierno.

Antes de eso la Jefe de Estado se reunirá con el alcalde parisino Bertrand Delanöe a las 11 (6 de la Argentina). Luego del almuerzo se encontrará con el primer ministro de Francia, Francois Fillon, y más tarde hará lo propio con el director general de la UNESCO, Koichiro Matsuura.

Para cerrar el viaje relámpago, Cristina inaugurará por la tarde una pequeña plazoleta en homenaje a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, cerca del puente Mirabeau, a orillas del Sena. Por eso viajaron con ella en el avión de Aerolíneas Argentinas la titular de Abuelas, Estela de Carlotto y la de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Marta Vásquez.

Esa misma noche comenzará su retorno de once mil kilómetros y trece horas, para encontrarse, el martes por la mañana, con el clima (¿más amigable?) del propio país.