“Yo no soy un empresario kirchnerista. Mi relación con la familia Kirchner es personal y no tiene nada que ver con mis actividades”. Cristóbal Manuel López suele repetir estas palabras en privado para defenderse de las acusaciones según las cuales recibe un trato privilegiado del Gobierno nacional. Sin embargo, PERFIL ahora revela –en exclusiva– una historia que derrumba el argumento del hombre que más aumentó sus negocios durante los últimos diez años de kirchnerismo.
Una sobrina de la Presidenta trabaja como empleada del multiempresario patagónico. Es Romina de los Angeles Mercado, hija de la ministra de Desarrollo Social Alicia Kirchner, quien mantiene una estrecha relación con el círculo presidencial: representó legalmente a su tía en una causa judicial, acompañó a Florencia K en su reciente viaje por Europa y participa en los emprendimientos hoteleros de CFK en El Calafate.
Hoy, esta familiar directa de Cristina Fernández ocupa un puesto clave en el imperio económico de López. Desde hace exactamente un año, cobra un sueldo en la empresa Inversora M&S, compañía financiera que forma parte del Grupo Indalo, el emporio que factura más de diez mil millones de pesos anuales en todo el país con casinos, petróleo, transporte, alimentos y que esta semana terminó de sumar –con la aprobación del Gobierno– medios de comunicación (ver subnota).
Romina es una abogada santacruceña de 37 años, hija del dirigente peronista Armando “Bombón” Mercado y de la hermana mayor del fallecido ex presidente. Antes de desembarcar con Cristóbal, su currículum no mostraba una carrera sobresaliente. Empezó en la Fiscalía de Estado santacruceña, luego fue asesora legal del Banco Nación y tenía un pequeño estudio jurídico en Río Gallegos, ubicado en el mismo edificio de la inmobiliaria de los Kirchner.
Su vida comenzó a dar un giro cuando se mudó a la Ciudad de Buenos Aires para acompañar a su madre, la ministra que sueña como candidata estelar del Frente Para la Victoria en las próximas elecciones legislativas. Pero el gran salto lo pegó a principios del año 2012, cuando ingresó en la nómina de empleados de una sociedad llamada Oil Minerals, que más tarde cambió su nombre a Inversora M&S.
Esa firma fue creada por Cristóbal López en noviembre del 2005, quien más tarde informó a la AFIP que su actividad principal sería “servicios de financiación y actividades financieras”. Hoy es presentada como la encargada de satisfacer las “necesidades financieras” del grupo, lo que significa que aporta capitales a las demás compañías del holding.
De todos modos, la empresa donde trabaja la sobrina presidencial tiene una relevancia aún mayor: posee las acciones de otras cinco sociedades de Indalo. Entre ellas, la petrolera con 350 estaciones de servicio llamada Oil Combustibles, la fábrica de carbonato de sodio Alcalis Minera, la Urbanizadora GEA que construye un shopping center en Comodoro Rivadavia, Solares del Buen Ayre y los frigoríficos de Establecimiento Santa Elena.
El domicilio fiscal de Inversora M&S se encuentra en el séptimo piso de Avenida Córdoba 657. El jueves pasado, PERFIL llamó a los teléfonos de esa dirección:
—Grupo Indalo...
—Buenas tardes, me gustaría comunicarme con Romina Mercado.
—La doctora trabaja en el sector Legales, tiene que llamar a la sede ubicada en Bartolomé Mitre 688 –confirmó la operadora del conmutador.
La hija de Alicia Kirchner jamás respondió a los llamados telefónicos. Una vez confirmada la historia, este diario también se contactó con Carlos Infante, el vocero del grupo empresario, que no desmintió los datos: “Cristóbal López no hará ningún comentario”.
Mi sobrina. Romina forjó una relación muy fluida con Cristina. La visitó seguido luego de la muerte de Néstor y hasta fue su abogada en el expediente que investigaba una consultora de la familia Kirchner llamada El Chapel, en donde consiguió un sobreseimiento. En enero del 2009, CFK la anotó como directora en Hotesur, la sociedad que administra su hotel cuatro estrellas Alto Calafate.
La sobrina predilecta también trabó una buena relación con su primo Máximo y, sobre todo, una gran amistad con Florencia, a quien acompañó en sus vacaciones por París. Mercado incluso registró su nombre en los hoteles, para no dejar rastros
del apellido presidencial.