Fue un gesto afectuoso, de medio minuto, con un apretón y una caricia en el pelo. El abrazo entre la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y la militante jujeña, Milagro Sala, generó una aireada respuesta de la Unión Cívica Radical. El senador y presidente de la UCR, Gerardo Morales, afirmó que esa señal fue una manifestación de que "sin dudas el kirchnerismo está avalando la violencia".
"La verdadera reforma política que tendría que impulsar Cristina es un cambio de actitud, terminar con la violencia, las agresiones y la protección a los que manejan a su gusto la plata que es de todos", advirtió el líder opositor quien fue víctima hace una semana de las agresiones de miembros de esa organización en San Salvador de Jujuy.
El senador radical, que denunció a Sala la semana pasada, sostuvo que "hay que proponerse hacer lo correcto, mantener el respeto y la voluntad de construcción en política para recuperar las instituciones".
"Había que pegarle al chancho para que aparezca el dueño", ironizó el senador electo por tucuman José Cano, quien criticó que la Presidente reciba en Casa de Gobierno a la líder de Tupac Amarú.
En ese sentido, manifestó que "es realmente vergonzoso que el gobierno contenga a la jefa de una organización social que ha mutado en violenta y mafiosa que hace apenas una semana se ensaño con el presidente de la Auditoria General de la Nación y el titular del principal partido de la oposición, Gerardo Morales".