A un año de la explosión mediática de la causa de los cuadernos de las coimas, como se conoció al caso más importante de la historia de corrupción local, el expediente acumula 174 procesados entre ex funcionarios, empresarios y testaferros. Entre los nombres están desde el de la ex presidenta y actual precandidata a vice, Cristina Fernández de Kirchner hasta el de su súper ministro, Julio De Vido, pasando por el hasta entonces “intocable” José María Olazagasti y empresarios de la talla de Aldo Roggio, de Benito Roggio e hijos, y Angelo Calcaterra, primo hermano de Mauricio Macri. En el medio de los centenares de fojas que componen la causa sobrevuelan además los nombres de Carlos Wagner, Ernesto Clarens, Juan Chediak, Héctor Zabaleta o Luis Betnaza de Techint, entre otros.
La causa se volvió visible la madrugada del 1 de agosto, con más de una decena de detenciones pedidas por el fiscal del caso, Carlos Stornelli, y ordenadas por el juez, Claudio Bonadio. El primer detenido fue Oscar Centeno, el ex chofer de Roberto Baratta que entre 2003 y 2015 escribió todos los movimientos de su jefe y otros hombres del desaparecido Ministerio de Planificación. Allí detalló quiénes y cómo entregaban bolsos con dinero proveniente de los sobornos en la Obra Pública, como así también hacia adónde iban y quiénes los recibían. Una crónica de la corrupción entorno de la Obra Pública que se tornó visible y revolucionó los tribunales de Retiro y al mundo empresarial. De los edificios de las compañías más poderosas de la construcción local a la Quinta de Olivos o el domicilio particular del matrimonio presidencial, en plena Recoleta, formaron parte del raid detallado por Centeno.
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De los 174 procesados, 71 - entre ellos CFK- tienen confirmación de la Cámara Federal de Apelaciones, lo que los deja a un paso del juicio oral. Algo que se espera que se encamine hacia allí tras el fin de la feria, el próximo lunes. En tanto que los 103 procesados restantes - entre los que están los empresarios Lázaro Báez, Cristóbal López, Fabián de Sousa y Osvaldo “el bochi” Sanfelice, detenidos en el marco de otras causa- aguardan la resolución del tribunal de alzada.
El caso avanzó con fuerza desde el primer momento y tuvo para eso una figura clave: la del arrepentido. Sumó más de treinta. El primero fue el propio Centeno, quien además desde entonces está dentro del Programa de Protección de Testigos e Imputados del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.
El segundo, Juan Carlos De Goycoechea, ex titular del firma española Isolux Corsán. Su entrega se produjo poco después de que Bonadio rechazara todos los pedidos de excarcelación presentados por los primeros detenidos. Era la señal de que se venían tiempos dificiles y sobrevoló lo que muchos identificaron en Comodoro Py como el “fantasma de Lázaro”. Se referían a Lázaro Báez, a quien por entonces se le había confirmado una prórroga de su prisión preventiva, y se encaminaba al tercer año en prisión en el marco de la ruta del dinero K. La idea de que eso pudiera suceder, impulsó a gran parte de los involucrados a convertirse en arrepentidos y lograr así su excarcelación o a mejorar su situación en el caso de los que no llegaron a ser privados de su libertad, pero temían que la justicia llegara a eso.
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Pocas horas después de De Goycoechea se sumó Calcaterra y días más tarde, Roggio, Wagner y Clarens, entre otros. Varios meses después llegó el turno de un hombre clave de los Kirchner: su histórico contador, Víctor Manzanares, quien habló en enero pasado.
En su extensa declaración, que duró varias jornadas, recordó que, cuando murió el ex presidente Néstor Kirchner, "el último en llegar a El Calafate fue Daniel Muñoz. Llevaba consigo las llaves de los tesoros, que eran los lugares donde se guardaba dinero. Daniel me dijo que sintió asco y repugnancia de la cara de la gente que fue a buscarlos al aeropuerto, especialmente la de (Oscar) Sanfelice, por la avidez que mostraban por la llaves".
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Muñoz, el fallecido ex secretario de Néstor Kirchner, es un personaje clave en la investigación. Figura en la recepción y traslado de dinero, proveniente de los sobornos.
Por eso, en el curso de la investigación se sumó, por conexidad,un expediente por lavado de dinero que lo involucraba a Muñoz y su viuda, Carolina Pochetti. Por ese tramo del expediente -que tiene una pata internacional y ya está camino al juicio y otra nacional que continúa siendo investigada- están involucrados Pochetti así como varios familiares y allegados al matrimonio, varios de los cuales también se transformaron en imputados colaboradores. Para la justicia, Pochetti, Muñoz y sus testaferros habrían lavado al menos 200 millones de dólares provenientes de la Obra Pública. Se trata de uno de los principales tramos dónde se identifica parte del destino del dinero involucrado en las maniobras investigadas en el expediente. El destino del resto es en gran parte aún un misterio.
C.D. / J.D. / MC