Juan Ignacio Maquieyra tuvo su momento de fama cuando en la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, hizo una de las tantas preguntas que incomodaron a Cristina Kirchner. Dos meses después, realizó un alto en sus estudios para viajar a su provincia, La Pampa, e intentar armar la pata de jóvenes del PRO.
En diálogo con PERFIL, en su paso por Buenos Aires, el joven dirigente de 25 años, que fue funcionario de los ministerios de Desarrollo Social y de Educación de la Ciudad, denunció que fue investigado, aseguró que recién esta semana tomó dimensión de lo que había pasado y señaló que hoy le preguntaría a la Presidenta “si es tan difícil escuchar al que piensa distinto”.
Además, contó que por lo menos tres veces, desde que se subió al avión, lo reconocieron por su intervención en Harvard. Con esa breve fama a cuestas, el jueves reunió a cincuenta jóvenes en Santa Rosa para buscar aplicar los conocimientos de la prestigiosa casa de estudios en el barro de la política pampeana.
—¿Cambió algo en Harvard después de la visita de Cristina?
—No cambió nada. Hubo comentarios dos días después, como casi siempre que viene un presidente. A mí me permitió vivir en carne propia muchas de las cosas que había visto vivir a referentes míos de la política. Y me ayudó a crecer un poco más en mi aspiración de eventualmente ser un referente político.
—¿Qué cosas?
—El valor que tiene la integridad de oponerse a un gobierno como el kirchnerista. Me revisaron las cuentas del banco, revisaron distintas cuestiones mías, quisieron buscar problemas con contratos, con la beca, y no encontraron nada.
—¿Fue distinta la visita de Cristina a la de otros presidentes?
—Siempre es polémica, siempre preguntas difíciles. Lo distintivo es que sobre el final de la conferencia Cristina toma una actitud un tanto ofensiva, y eso se percibió en el estudiantado como una cosa negativa.
—¿Tomaste dimensión de lo que generó lo de Harvard en el país?
—Terminé de tomar dimensión esta semana acá. Me da la impresión de que fue el primer hecho político de una serie de sucesos que hicieron que la Presidenta bajara su nivel de popularidad. Lo de Harvard desata un mal humor que ya existía.
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