Diez años después del comienzo del final de la crisis que terminó con su mandato, el ex presidente Fernando de la Rúa se mira en el expejo del mundo para dar su versión de lo que pasó en la Argentina a fines de 2001: “Obama se enfrenta a los mismos problemas que yo, porque si algo hay que aprender de nuestra experiencia es que para salir de las crisis hay que tener grandeza y patriotismo, no egoísmo. A nosotros nos pasó esto porque no hubo unidad interior”, sintetiza.
Afirma que la oposición republicana tiene un efecto similar sobre la administración del presidente de los EE.UU. a la que tuvo sobre su mandato y que el FMI mira para otro lado como lo hizo hace diez años con la Argentina.
De la Rúa tiene los ojos más grises que entonces. Su mirada también viró y en el relato que le ofrece a PERFIL –que lo entrevistó a comienzos del último noviembre para esta serie de notas– no se encuentran tantos blancos y negros como en los discursos que, contrariamente a los efectos que buscaron sus escribientes, ayudaron a que una sentencia se hiciera popular: “Que se vayan todos”.
Las grietas del tiempo le dan al dimitido presidente la oportunidad de una nueva versión de los hechos.
Grietas que, en parte, son rellenadas con otras voces que este medio entrevistó, la mayoría de las cuales pidieron el estricto off the record, ya que no pocos se encuentran envueltos directa o indirectamente en el escándalo de los sobornos del Senado, causa que se está revisando en estos días, o se desenvuelven en la actividad privada y tratan de mantener el bajo perfil.
Gran parte de esas voces son de ex funcionarios que trabajaron a su lado, otras de organismos internacionales que estuvieron del otro lado de la mesa de negociación y, las menos, de ejecutivos del sistema financiero que repasaron el armado del corralito y el corralón, la pesificación asimétrica y el default.
De la Rúa le dio a este medio una hora para responder preguntas. Hora que hizo cumplir con exactitud sin la necesidad de mirar un reloj. La precisión temporal contrasta con los reiterados olvidos que el ex presidente manifiesta cuando se le piden precisiones de nombres o fechas.
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