La primera audiencia con testigos en la comisión de Juicio Político donde el Frente de Todos quiere enjuiciar a los miembros de la Corte Suprema dejó en evidencia la diferencia de criterios que existe en Juntos por el Cambio respecto a la estrategia a seguir. Están los que creen que no deben seguir participando de las reuniones para no legitimarlas y restarles entidad, mientras que otros insisten que deben estar para preservar a los testigos que se van presentando.
El acuerdo salomónico que encontraron fue presentar un escrito denunciando las “irregularidades” y “arbitrariedades” que aseguran se dieron durante el proceso en la comisión, que sirvió como excusa para anunciar que no seguirían participando de las reuniones. Sin embargo, minutos después dejaron en claro que algunos de los diputados iban a seguir estando presentes como una suerte de “veedores”.
Esa división quedó plasmada dentro de la comisión, donde se vieron a pocos diputados de JxC estando presentes y atentos a lo que sucedía. Eran los de la Coalición Cívica y parte del radicalismo. En el PRO y Evolución es donde en la previa se escucharon más voces que reclamaban dejar de ir. Argumentaban que de esa manera le quitarían peso y trascendencia a lo que definen como una embestida del Gobierno contra los jueces, y que la presencia legitimaba el procedimiento. Graciela Ocaña, miembro de la comisión, fue de las pocas del PRO que se diferenció de esa postura. El jueves, en la comisión, también se lo vio al mendocino Omar De Marchi. El resto del PRO decidió no ser de los “veedores”.
La posición contraria asegura que la realidad les dio la razón. “Fueron a hostigar a los testigos, que deben ser resguardados por la oposición. No importa quedar como abogado defensor”, aseguró una de las espadas legislativas que sí estuvo presente. Juan López, por ejemplo, se cruzó con diputados opositores, o Paula Oliveto y Karina Banfi con el juez federal Alejo Ramos Padilla quien dio un extenso testimonio.
“Estamos muertos... estamos cagados”, dijo Gioja tras una respuesta
Donde hubo coincidencias generalizadas en JxC es que la jornada del jueves dejó más en claro que el juicio político es “un papelón”. No solo porque ven al oficialismo en una “excursión de pesca” para intentar encontrar algún elemento que les sirva de argumento para la acusación, sino por la falta de preparación de los testigos. Con Ramos Padilla, por ejemplo, concluyeron que su testimonio no podría ser valorado por ningún tribunal porque “dejó en claro su imparcialidad”. Los cruces con Ramos Padilla no faltaron, sobre todo cuando hizo referencia a “presos políticos”, en relación a Amado Boudou y otros ex funcionarios del kirchnerismo que estuvieron detenidos. Los opositores presentes, los supuestos veedores, fueron los encargados de machacárselo y entonces buscó corregirse diciendo que hablaba de “políticos presos”.
La perlita que fue comidilla después de la reunión la protagonizó José Luis Gioja. El sanjuanino estaba indagando a un funcionario de la Corte sobre el armado de una sentencia en una causa específica (la de la pelea por la coparticipación) y la respuesta fue que no había participado en esa instancia. “Estamos muertos… estamos cagados”, se le escuchó decir al ex gobernador con el micrófono abierto. Cerró el cuestionario con un “¿y tiene algo que nos sirva?”.
Hacia adelante, en JxC piensan seguir con los golpes de efecto. Así como esta semana le mandaron una carta a Cecilia Moreau con la denuncia de irregularidades, el próximo paso se prevé que sea mandar esa misma información a organismos internacionales.
“Seguiremos custodiando el desarrollo de todo el proceso, realizando todos los planteos necesarios ante las evidentes irregularidades y abusos cometidos y que se puedan cometer; para que el kirchnerismo no se lleve puestas todas las instituciones de nuestro país”, aseveró ayer en un hilo de Twitter la diputada de la CC Mariana Stilman.