POLITICA
la puja por los pozos de chubut

Depredadores globales y locales detrás de la guerra del petróleo

La investigación de la SEC comenzó en pleno enfrentamiento entre el gobierno norteamericano y la firma BP, de capitales británicos. Sus derivaciones en Argentina.

Oro negro. Cerro Dragón es el principal yacimiento de petróleo convencional de Argentina.
| Cedoc Perfil

“Sangre en el agua” fue el título que eligió este año la revista The Economist para ilustrar el acecho que enfrenta la petrolera BP, la tercera firma más importante del Reino Unido. Desde su derrumbe accionario en 2010, como consecuencia del desastre ecológico que causó en el Golfo de México, los problemas de BP encendieron el apetito de los tiburones blancos de la competencia, como Exxon y Shell. El gobierno de los Estados Unidos eligió a BP como un caso testigo y levantó aires nacionalistas que parecieron revivir los tiempos de la independencia.

Fue para entonces, cuando caía sobre sus espaldas la indignación del público de los EE.UU. por las imágenes de las costas contaminadas del Golfo, que las autoridades financieras norteamericanas abrieron los libros contables de BP y comenzaron a indagar por el destino de unas decenas de millones de dólares que se habrían usado para pagar coimas en Argentina.

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En la Argentina, la investigación de los Estados Unidos entusiasmó a tiburones de aguas menos profundas. BP comparte con Bridas, la firma de la familia Bulgheroni, la explotación de Cerro Dragón, el yacimiento de petróleo convencional más importante de la Argentina. Los medios del empresario Cristóbal López, dueño de la petrolera OIL, se interesaron repentinamente por la investigación abierta en los Estados Unidos. En Bridas leyeron el interés como un movimiento que esconde una secreta avidez por el yacimiento.

En Chubut, la provincia donde las perforaciones atraviesan su suelo en busca del crudo, descreen de la capacidad de Cristóbal López para sumarse al negocio de Cerro Dragón. Allí, el enfrentamiento entre el gobernador Martín Buzzi y su contrincante, Mario Das Neves, agrega sus propios condimentos a las colisiones de los grupos empresarios. Al sur del río Negro miran hacia la YPF que comanda Miguel Galuccio al momento de imaginar un actor que podría ingresar al juego de Cerro Dragón si la investigación que llevan adelante los norteamericanos termina por forzar la salida de uno de los inversores.

Todos ven pasar aletas por el agua pero le atribuyen distintos dueños.