Son tiempos de cambios profundos en la Unión Obrera Metalúrgica: la caída de su secretario general tras 18 años, Antonio Caló, y el ascenso de Francisco Abel Furlán, quien ocupaba el cargo de secretario general de la Seccional Campana-Zárate, promete un escenario novedoso, con una premisa: un diálogo más directo con las bases.
Caló no logró los consensos internos necesarios para continuar al frente del sindicato y, tal como recalcan sus adversarios, no supo leer lo que sucedía en las bases, con un sector metalúrgico golpeado, sobre todo por la pandemia, y con paritarias que no fueron las esperadas.
De hecho, el histórico líder sindical pregonó por acuerdos paritarios trimestrales pero cerró una negociación con un aumento del 45% en tres etapas, con una revisión en noviembre. A esa situación se añade que el kirchnerismo, en esta oportunidad, no jugó a su favor, como él creyó desde un primer momento, y terminó apoyando a Furlán. Para Adrián Pérez, el dirigente que desbancó a Francisco “Barba” Gutiérrez al frente de la seccional de Quilmes, este proceso marcó “una renovación que hacía falta en las cúpulas, no en vano tantas elecciones en las seccionales”.
En diálogo con PERFIL, dijo que “faltaron ganas de escuchar el proceso que venía de abajo. Y la gente tenía ganas de pelear”. A su vez, trató de quitarle peso al rol del kirchnerismo en esta contienda: “Hay muchas cosas que quedan en el misticismo, el periodismo tiene que vender. Vos podés recibir apoyo, pero los que te votan son los trabajadores, y los que te dejan de votar son ellos también. No le podemos echar la culpa de la injerencia sindical a Cristina y Máximo, eso está alejado de la realidad”.