Sin reservas líquidas en el Banco Central, con una inflación en el 55% anual, y la brecha cambiaria por arriba del 100 %, el ministro de Economía, Martín Guzmán dialogará toda esta semana con los técnicos del Fondo Monetario Internacional (FMI) para llegar a un acuerdo luego de dos años y dos meses de gestión, y a menos de cuarenta días de la fecha límite.
Su idea es alcanzar un acuerdo “técnico” antes del primero de marzo con el staff del Fondo, cuando se inicien las sesiones ordinarias del Congreso y enviar la “Carta de Intención” firmada con el FMI, para que sea a su vez validada o rechazada, por el Parlamento.
Atrás quedó la idea del gobernador Axel Kicillof, y de los diputados Leopoldo Moreau, y su hija, Cecilia, quienes esperaban que el ministro realice modificaciones a la propuesta inicial anunciada el 28 de enero. Ese “entendimiento” comprende que Argentina debe bajar este año a 2,5% su déficit fiscal desde el 3,1% que cerró el 2021, y siga la tendencia descendente al 1,9% en el 2023, año electoral, para quedar “en cero” en el 2024, cuando el nuevo gobierno cumpla su primer año.
Pero, además, el preacuerdo con el FMI establece que la asistencia del Banco Central será del 1% PBI este año, tendrá que bajar al 0,6% en el 2023 y quedar en “cero” también en el 2024.
Para Marx el escaso nivel de reservas del BCRA demuestra desconfianza
Ahora, Guzmán busca ajustar la “letra fina”. Cuánto debe ser la inflación, el aumento del dólar oficial, y la suba de las tarifas para reducir los subsidios, que presionan el gasto fiscal.
Guzmán quiere aumentar 30% la tarifa de la energía eléctrica y el gas en marzo, en lugar del 20% como quiere el kirchnerismo, que llegue al menos al 50% para todos los hogares de Capital Federal y el conurbano bonaerense para julio, más allá de la segmentación que propone el kirchnerismo.
Sin dinero en el Central. Faltan menos de veinte días para que comience marzo y las arcas del Banco Central están exhaustas. El economista Gabriel Rubinstein estimó las “liquidas” en menos de US$ 371 millones, de manera más optimista, Miguel Kiquel las estimó en US$ 400 millones, el equivalente a dos días de importaciones.
Luego de las restricciones para importar el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, aseguró que el Gobierno se comprometió en solucionar “algunos problemas técnicos” que impedían a las empresas acceder a la compra de dólares en el mercado oficial. En los registros de la AFIP “aparecía como que habíamos completado todo nuestro flujo de importaciones, cuando la industria ha crecido, (15% en 2021) y mucho el año pasado, y ahora tenemos picos de demanda”, explicó Funes de Rioja en declaraciones radiales.
Desde el ámbito privado, la consultora Analytica, consideró que “es posible” la rebaja del déficit fiscal al 2,5% al término de este primer año. Por contraposición, el economista Daniel Marx, advirtió que el escaso nivel de reservas en el Banco Central lo que refleja “es la desconfianza” en el rumbo de la economía argentina.
“El año pasado tuvimos casi US$ 10 mil millones adicionales, entre los mejores precios de las exportaciones y el ingreso de dinero del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central no pudo retener casi nada”, explicó Marx en declaraciones a Radio Mitre, y reclamó “un plan integral” que permita solucionar los problemas de fondo del país.
Si como dice el kirchnerismo, en el 2018 el FMI otorgó un acuerdo para que Mauricio Macri gane su reelección, en la visión de Héctor Torres, ex representante argentino ante ese organismo, este nuevo pacto por solo dos años y medio solo es “para ganar tiempo” para que el próximo gobierno “haga las reformas que son necesarias”.
Para Torres, ex Fondo, la idea es patear para el próximo gobierno el acuerdo real
“Hay un común interés de evitar el default. Del lado argentino, porque sería muy traumático para nosotros, y del Fondo porque habría un problema de prestigio, que ya está bastante comprometido con el programa otorgado en el 2018, si además termina en el default más grande que haya tenido el organismo en su historia”, dijo Torres en declaraciones radiales.
Con el gobierno que surja de las elecciones del 2023 “se buscará conciliar políticas de mediano plazo, que era lo que originalmente se quería hacer. Porque después de un crédito stand-by como el que se le dio a Argentina, hay que hacer reformas para evitar sus crisis recurrentes”, dijo el ex ejecutivo del FMI.
“Tengo la esperanza que se junten los sectores moderados del Gobierno y de la oposición para que solucionen los problemas de Argentina que son, nos quedamos sin dólares cada vez que crecemos, que vivimos por encima de nuestras posibilidades, y por eso nos endeudamos, que el peso no tiene ninguna credibilidad de nada, por más que subamos la tasa de interés”, detalló el economista.
Torres dijo con ironía que “los problemas de fondo nuestro no los inventaron ni Mauricio Macri ni Cristina Fernández de Kirchner, pero sí hicieron el milagro de profundizarlo”.