"Muchachos, el próximo presidente voy a ser yo, salvo que me muera antes", estas palabras fueron pronunciadas por Néstor Kirchner ante un grupo de dirigentes y encuestadores en la quinta de Olivos dos semanas antes de morir. No sólo quedaron grabadas como una profecía que se pensaba imposible en el momento que fueron dichas, sino que también dieron nombre al nuevo libro del periodista Ceferino Reato, "Salvo que me muera antes".
En un recorrido minucioso por los instantes posteriores a la muerte del ex presidente, el autor entrevistó a los médicos que estuvieron presentes en el lugar, y relata con asombro un dato revelador: a pesar de que se sabía que Kirchner era un paciente con antecedentes cardíacos, la Unidad Médica Presidencial no estaba preparada para atender ninguna contingencia. "No tenían ningún instrumento, no había ni siquiera un desfibrilador", afirma Reato reproduciendo el testimonio de los testigos presenciales.
"Néstor Kirchner era un paciente grave, de riesgo, había tenido dos episodios cardíacos en ese 2010, uno de ellos un mes antes de su muerte, pero como sucede con otros hombres del poder, se creía inmortal", relata el autor.