The Economist volvió a publicar criticas al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, pero a diferencia de otras oportunidades, en las que sus textos fueron lapidarios con la mandataria y su marido, Néstor Kirchner, sus cuestionamientos en torno a cómo se manejo la epidemia de Gripe A son edulcorados.
El artículo lleva un título durísmo: "Pigheaded policies". Su traducción es políticas tercas, pero la palabra pigheaded (cabeza de chancho) juega con el componente porcino de la epidemia, por lo que referiría a políticas hechas por "cabezas-de-chancho". Más allá de eso, en el cuerpo de la nota, The Economist marca que las acusaciones contra el gobierno K de ocultar la epidemia por las elecciones "serían de hecho injustas".
La revista económica, una de las más leídas del mundo, asegura que parte del problema se debe a la organización descentralizada de la Salud en Argentina. "Cuando un virus ataca, Argentina se encuentra con un sistema de salud cuyos funcionarios hablan entre ellos, como mucho, de vez en cuando. Tienen diferentes objetivos y apelan a diferentes presupuestos" para combatir al Gripe A. En este orden, destaca el modelo chileno, centralizado, por su rápida respuesta que, dice, fue "mejor coordinada y más decisiva".
"Algunos doctores acusan al Gobierno de no actuar deliberadamente contra la epidemia hasta después de las elecciones del 28 de junio", señala y apunta que Graciela Ocaña renunció "porque su pedido de suspender las elecciones fue denegado". En este punto, afirma que los argentinos se han vuelto desconfiados de sus autoridades y le endilga a Cristina y Néstor Kirchner la responsabilidad de haber sembrado la desconfianza constante en torno a las cifras oficiales.