Preocupados por una posible reacción popular ante un posible triunfo del No al Aborto en la votación del Senado, el Gobierno nacional ordenó el despliegue de custodia federal en las iglesias de las cercanías del Congreso. El objetivo es desalentar cualquier tipo de ataque sobre estos edificios por parte de grupos radicalizados que nada tienen que ver con la convocatoria pacífica que formuló la campaña del pañuelo verde.
Desde el Ministerio de Seguridad identificaron una serie de objetivos sensibles por su cercanía al Palacio Legislativo, por pertenecer a la Orden Jesuita -de la que proviene el Papa Francisco- y por su jerarquía institucional, como la Catedral Metropolitana. De hecho, el arzobispo Mario Poli se dispone a brindar una misa a las 20, según lo anunciado, para rezar por que los senadores rechacen de plano la iniciativa que trae media sanción de Diputados así como cualquier otra variante que autorice la interrupción voluntaria del embarazo.
La Iglesia católica se ha convertido en un activo protagonista de la campaña del No a la Ley del Aborto, con mucha más fuerza en las provincias que en la Ciudad de Buenos Aires.
Esto no significa que no haya incidido en el suelo porteño. Al contrario, en la multitudinaria concentración que promovieron los templos evangélicos el sábado último en el Obelisco "a favor de las dos vidas", destacaba un número importante de católicos disgustados con el presidente Mauricio Macri por haber abierto las puertas del debate, pese a estar en contra.
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Desde el Ministerio de Seguridad, ordenaron también vigilar las parroquias ubicadas en la zona de Plaza Houssay, cerca de las facultades de la Universidad de Buenos Aires. Temen que la presencia de obras en construcción en los alrededores sirva de cantera de cascotes en caso de volcarse el descontento contra las sedes católicas.
"Estamos en alerta. Es una cuestión de prevención", explicó un alto funcionario del área a este medio. Parte de la sorpresa en la plana mayor de la cartera que comanda Patricia Bullrich es que la seguridad corría por cuenta de la Ciudad y sus fuerzas. Consideran riesgoso que la votación se extienda hasta la madrugada.
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Según explicaron a PERFIL desde el ámbito porteño, prefieren concentrar su operativo en el perímetro del Congreso para evitar una batalla campal entre las dos posturas de violentarse el escenario. Ambas campañas rechazan la posibilidad de una erupción violenta al ser consultadas al respecto. No descartan, no obstante, que pueda haber provocaciones -cada una señala a la otra como responsable- y recomiendan a sus participantes no dejarse arrastrar a una pelea física.