POLITICA

El heredero de los nexos políticos del arzobispado

A Jorge Bruno, vicario de Luján, lo señalan como el continuador del arzobispo Di Monte, quien tenía aceitados vínculos con De Vido y López.

Bruno, con De Vido y López.
| Cedoc

El caso López sacó a la luz un tema espinoso: la relación entre el poder político, el dinero y la Iglesia Católica. Las explicaciones sobre este incidente –y las precisiones sobre la relación entre el monasterio y los funcionarios más cuestionados del kirchnerismo– parecerían haberse perdido con el fallecimiento, hace dos meses, del arzobispo emérito de Mercedes-Luján Rubén Héctor Di Monte.

Sin embargo, según pudo confirmar PERFIL sobre la base de fuentes políticas locales, nacionales y eclesiásticas, el hombre clave en las relaciones con el poder de la archidiócesis es el vicario general Jorge Bruno, quien marcó una continuidad entre la gestión de Di Monte y el actual titular, Agustín Radrizzani.
Bruno es un hombre de bajo perfil, pero referentes de variadas ascendencias partidarias coincidieron en señalar que el vicario ha gestionado las relaciones entre el arzobispado y la política. También es el administrador económico de la Basílica de Luján.

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Distintos testimonios dieron cuenta de su conocimiento sobre las vinculaciones de Di Monte con el kirchnerismo. Entre sus responsabilidades está el control de los numerosos medios que dependen del arzobispado. A él se le atribuye haber tendido un puente entre la Afsca de Martín Sabbatella y el arzobispo Radrizzani, quien visitó al funcionario en 2013 y expresó su apoyo a la Ley de Medios.

Di Monte integraba el ala más conservadora de la Iglesia argentina y Bruno creció en poder bajo su gestión –aunque ya era una persona influyente en tiempos del anterior arzobispo, Emilio Ogñenovich–. Radrizzani, que asumió en 2007, tiene un perfil bien distinto, hábitos frugales y no hay voz que lo deje de señalar como una persona honesta.

“Fue un cambio como el de Benedicto a Francisco”, comentó a PERFIL un político local con contactos fluidos en el arzobispado. Radrizzani, sin embargo, tiene poca cintura política y “cometió varios traspiés”  –sin malicia, aseguran– que motivaron su alejamiento como presidente de la comunicación en la Conferencia Episcopal.

En la última visita de Cristina Kirchner a la residencia de Santa Marta, en 2014, cuentan que ella utilizó un ardid para sorprender al Papa con su séquito camporista. Una imagen quedará para la historia. Wado de Pedro le envió los saludos de Jorge Bruno y un regalo que despertó las carcajadas de la ex presidenta: un salame quintero. Tras esa visita, Cristina no volvió a pisar el lugar que reserva Francisco para sus invitados más cercanos.

La relación con el convento

El arzobispado ha intentado encapsular el escándalo en la figura del fallecido Di Monte. Se destacó que el Monasterio de las Monjas Orantes y Penitentes de Nuestra Señora de Fátima era una iniciativa “privada”. Sin embargo, el monasterio figura como parte de las “Casas religiosas e institutos seculares“ en la guía de la arquidiócesis. Fuentes al tanto del derecho canónico coincidieron en que el monasterio no depende formalmente del arzobispado. Tras el fallecimiento del arzobispo emérito ha seguido funcionando y en el futuro podría ser integrada, a partir de un proceso de reconocimiento que suele demorar y ya fue iniciado: “Si se concreta, tiene estatus de asociación civil. Como estaba en trámite, no dependía del arzobispo aún”, ilustró una fuente.