Hubo al menos tres claves para entender el significado del último acuerdo con el FMI que el ministro de Economía, Sergio Massa (y candidato presidencial del oficialismo), logró el miércoles en los Estados Unidos.
Pero la receta clave fue que el ministro Sergio Massa y la titular del FMI, Kristalina Georgieva, habrían coordinado en persona el “timing” entre la aprobación del acuerdo con la difusión de la letra chica detallada que recién se conoció anoche. Hubo trueque de favores: el FMI avaló la intervención en el mercado si hay turbulencias preelectorales pero también blanqueó lo que el Gobierno había ejecutado pero sin blanquearlo totalmente. “Las autoridades se comprometieron a realizar mayores esfuerzos para actualizar tarifas energéticas”, dijo anoche el paper del FMI (ver aparte).
Octubre. El mes de las elecciones generales tendrá condimento picante y no únicamente por el proceso electoral en sí mismo. Justamente a fines de octubre se realizará la séptima revisión del Fondo.
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Eso significa que el FMI le pondrá la lupa al cumplimiento de las metas acordadas; las que se volvieron a flexibilizar y las que no, como el tope al gasto público; es decir, la continuidad de la eliminación de los subsidios.
También en octubre se concentra el próximo vencimiento más abultado de capitales. Será de 2.650 millones de dólares y aunque los fondos para afrontar el pago estarían garantizados; esto podría agregar aún más incertidumbre al mercado financiero que tendría coletazos en el tipo de cambio.
Reservas. Que el FMI haya flexibilizado las metas de las reservas del BCRA, nuevamente, es un alivio para las esqueléticas divisas de la autoridad monetaria y un logro político para el gabinete económico.
Además, hay un “permiso” del organismo internacional de crédito para que se pueda seguir interviniendo en el mercado cambiario en caso de una eventual corrida. “Por primera vez hay una facultad de intervención en el mercado tan alta”, afirmó Massa en la conferencia de prensa que dio en la embajada argentina en Washington, el miércoles.
Tal vez fue el “reconocimiento” por la devaluación del tipo de cambio oficial del lunes pos-PASO pero al mismo tiempo es una venia excepcional de corto plazo. El FMI dejó bien claro, tanto por parte de su staff técnico como de boca de la misma titular, Kristalina Georgieva, que el próximo gobierno deberá “ordenar la política cambiaria”.
Fuentes consultadas por PERFIL en Washington señalaron que el organismo internacional de crédito no pretendería una salida brusca del cepo porque sabe que esa posibilidad es improbable para un país con reservas tan debilitadas pero aspira a que el próximo gobierno instrumente por ejemplo metas progresivas de ajustes cambiarios.
Sequía. El impacto de la sequía en la economía argentina fue un argumento troncal en la discusión argentina con el FMI. El gabinete económico le fue poniendo letra a un argumento que atravesó conceptualmente las discusiones de los últimos cuatro meses y medio hasta obtener la venia de la quinta y sexta revisión esta semana.
“El daño económico que provocó la sequía en el ingreso de divisas y el nivel de actividad fue brutal”, admitió Massa. Le puso comparaciones a esos 20 mil millones de dólares que se perdieron este año. “Es como si Estados Unidos hubiera perdido 850 mil millones de dólares en sus exportaciones o Brasil, 95 mil millones de dólares”.
En cualquier caso este aporte de situación extraordinario en lo económico del equipo de Massa se terminó y ya no podrá utilizarse en la próxima revisión si hubiera incumplimientos como factor a considerar.
Así lo dejó claro el directorio del board, según pudo confirmar PERFIL con altas fuentes en Washington de ambos lados de la negociación. Para los Estados Unidos 2024 tendrá consecuencias dispares en América Latina y no coinciden en que en el caso argentino las pérdidas económicas sean el año próximo tan severas como el gobierno actual sugirió.
Esta diferencia de matices en los impactos surge a partir de un estudio específico que el FMI encargó especialmente por este tema al Departamento de Agricultura.
Queda claro que las clemencias que fue logrando el gobierno con el FMI a lo largo de esta negociación se explican por la decisión política del Fondo de no dejar caer al país, especialmente en un año electoral pero a partir del 10 de diciembre, asuma quien asuma, la película será completamente diferente.
