El juez inició los trámites de jubilación pero aseguran que todavía no se retira

En medio del revuelo judicial y mediático que generó con su decisión de avanzar en la causa por presunta traición a la patria, en la que pidió el desafuero y detención de Cristina Kirchner, Claudio Bonadio está a punto de convertirse en jubilado. Con 61 años y más de 40 de aportes, el juez federal inició los trámites en noviembre pasado. Sin embargo, el magistrado está lejos de concretar su salida del juzgado 11 de Comodoro Py, al que llegó durante el menemismo, por intervención del entonces ministro Carlos Corach. Así lo aseguraron en su entorno a este medio. Manifestaron que “no se retirará” y agregaron: “Lo mueve más el poder que el dinero”.

Las fuentes consultadas también afirman que Bonadio sigue cercano al massismo y que su afinidad al PJ está intacta, como toda su vida.

El juez vive en Belgrano R, está divorciado y suele pasar bastante tiempo con su único hijo. Nacido en San Martín, estudió en la UBA y se especializó en Flacso y la Universidad Di Tella. Instructor de tiro, en el 2001 mató a dos supuestos ladrones, con su Glock, cuando llegaba a cenar a lo de un amigo en la zona de Villa Martelli. El hecho le valió el apodo de “el juez pistolero”, por parte de Cristina, a quien lo une una relación turbulenta, que no  siempre fue así. De hecho, durante años, entre otros síntomas de la buena relación con el kirchnerismo, se le cerraron casi sistemáticamente todas las denuncias que se le presentaban ante el Consejo de la Magistratura, el órgano encargado de la designación y remoción de jueces.

“Claudio es para mí un ejemplo de juez independiente. Resuelve de acuerdo con sus convicciones siempre. Desde que Carlos Kunkel y yo estamos en el Consejo él nunca tuvo que presentarse a declarar”, decía la diputada Diana Conti, en diciembre de 2010.

En esos años, Bonadio también tuvo guiños para el Ejecutivo, en la causa por los papeles truchos del auto del entonces vicepresidente Amado Boudou. Pero ese vínculo en algún momento se rompió. La mayoría de las fuentes consultadas coinciden en que fue entre fines de 2012 y 2013, aunque nadie se anima esbozar cuál fue el motivo exacto. Algunos esgrimen que pudo haber sido el avance de CFK con su deseo de reformar la Justicia mientras otros sugieren que fue algo más personal.

Bonadio fue el primer juez en indagar a la ex presidenta, en abril de 2016, apenas cuatro meses después de que dejara el poder. Por la causa conocida como “dólar futuro”, la hizo dejar la Patagonia y presentarse en Comodoro Py. El día de la convocatoria, los alrededores de los tribunales de Retiro estaban cubiertos por una multitud que apoyaba a la ex jefa de Estado, que habló en un escenario tras el acto procesal. Se mostraba triunfal. Adentro, más de un colega se quejaba de la decisión de Bonadio. Sostenían que el movimiento fue innecesario y le terminó siendo funcional a CFK. “Estaba tranquila en el Sur y él le regaló una vuelta triunfal”, deslizaban por lo bajo. En el Ejecutivo las reacciones eran similares.  

En el Consejo. El juez federal fue históricamente uno de los más denunciados ante el organismo de la calle Libertad. Siempre se ubicó detrás de Norberto Oyarbide, pero llegó a ser denunciado más de 75 veces en el Consejo de la Magistratura. En la actualidad tiene siete causas abiertas. Lo denunciaron desde Alejandra Gils Carbó hasta Oscar Parrilli, entre otros referentes K. Según reconstruyó PERFIL, en el Consejo donde Cambiemos es mayoría, ninguna de esas presentaciones está avanzada o lo compromete.