POLITICA
Opinin

El miedo a la libertad

Una ráfaga de aire fresco cruzó a todo el país en las últimas horas. El fallo de Corte Suprema de Justicia en defensa de las libertades constitucionales encendió una luz de esperanza frente a tanta oscuridad.

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Una ráfaga de aire fresco cruzó a todo el país en las últimas horas. Una corriente de alivio para los agobiados ciudadanos libres e independientes de este país. Es que el fallo de Corte Suprema de Justicia en defensa de las libertades constitucionales encendió una luz de esperanza frente a tanta oscuridad generada por un régimen corporativista. Es que la asfixia que vive el ciudadano frente al totalitario peso que ejercen las corporaciones, es de tal magnitud que cualquier bocanada de aire, se convierte en oxígeno vital.

Y aunque no se noten los cambios inmediatamente, el fallo sirve para dejar en claro que sigue siendo la Justicia el último bastión de defensa de los derechos constitucionales.

No se trata de una medida contra este gobierno sino que se trata de poner a resguardo un bien preciado tutelado por la Constitución Nacional: la libertad.

¿Por qué tanta reacción contra el fallo? Porque los paquidermos corporativistas tienen temor que con ello se despierte un gigante. Porque la resolución del máximo tribunal despierta a un gigante: el ciudadano libre e independiente. ¿Cómo es posible que se le tenga miedo a una decisión que defiende la libertad? ¿Desde cuando la libertad es perjudicial? ¿Cuánto lucho el hombre para ser libre? Es el miedo a la libertad que describiera de manera brillante Erich Fromm. Es el miedo a perder el miedo y derribar una maltrecha estructura que apenas se mantiene en pie.

De allí que no resulte extraño que centenares de ciudadanos presenten todos los días demandas en procura de defender sus derechos. Y es de esperar que sean otros tantos y miles de ciudadanos que presenten demandas para defender sus ahorros previsionales que están a punto de ser confiscados.

El proyecto de estatización de los ahorros previsionales es el fin del ahorro en la Argentina y un país sin ahorro va camino a una debàcle inevitable. Es probable que la crisis dure por lo menos un ejercicio y que la recesión combinada con una inflación real de dos dígitos provoque mayores estragos en la estructura socio-económica.

La crisis habrá que atravesarla de la mejor manera posible. ¿Cómo puede contribuir el gobierno a minimizar el impacto de la crisis? En épocas de crisis, los gobiernos racionales y previsibles contribuyuen aliviando la carga fiscal para que la economía pueda continuar produciendo. Pero esto no parece ocurrir con la administración Kirchner. Porque este gobierno convirtió el ahorro previsional en un nuevo impuesto. Lo que sirvió para financiar el consumo y la inversión de muchas empresas durante los últimos años, será absorbido por el Estado para financiar el gasto público improductivo. Dicho de otro modo, en lugar de inyectar fondos a la economía para dinamizar la producción, el gobierno se los quita para despilfarrarlo en gasto público.

Pero lejos de abandonar su accionar, el gobierno insiste con la misma voracidad fiscal y mandó al Congreso Nacional un paquete de leyes prorrogando la vigencia de impuestos y ampliando la Emergencia Económica junto con los superpoderes presupuestarios.

Es decir más de lo mismo y con institutos propios de regímenes dictatoriales, la administración Kirchner pretende avanzar sobre los derechos de los ciudadanos que sufren los embates de la crisis internacional pero que también padece los horrores propios del modelo gelbardiano. Aquí, nuevamente, se trata de animarse y defender las libertades constitucionales frente a la marginalidad institucional de las emergencias y los superpoderes. A pesar de este factor, ¿qué países tienen chances de salir rápido de la recesión? Sólo aquellos que cuenten con una mayor tasa de ahorro interno y la Argentina está muy lejos de esa condición. Para colmo de males, el gobierno se metió de lleno en el mercado y alimenta con su paranoia la carrera entre dólar y tasas de interés provocando un tembladeral en el sistema, en la confianza de los inversores y una fuga de capitales que amenaza con continuar.