Le dicen “olor a tumba” y se impregna en las paredes y el suelo de las celdas. Es producto de la mezcla de vómitos, suciedad, orina y materia fecal de los detenidos que han pasado durante años por esos pequeños espacios enrejados de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la Policía Federal.
No fue el peor lugar que podría haberles tocado, por lejos. Pero fue un factor esencial en el operativo ablande que terminó con un raid de empresarios arrepentidos, según describieron quienes estuvieron en contacto con los acusados. O, mejor dicho, semiarrepentidos, ya que los hombres de negocios que admitieron ante el juez Claudio Bonadio y el fiscal Carlos Stornelli pagos de dinero negro a los Kirchner en la causa de los cuadernos no reconocieron ser partícipes de la principal hipótesis de la investigación: que esos bolsos con dinero eran cohechos activos (coimas). Por el contrario, los empresarios sostienen que fueron “extorsionados” por el poder político para financiar campañas electorales. Aun durante 2008, 2010 y 2012, años en los que no se celebró ninguna elección.
Sostienen que de no acceder a los pedidos del ex funcionario Roberto Baratta, el Ministerio de Planificación, entonces al mando de Julio De Vido, no liberaría los pagos por certificación de obras. Las empresas accedían porque de lo contrario debían trabajar gratis para el Estado, según esta versión. De esta manera, niegan haber pagado sobornos para obtener contratos y se muestran sometidos a una extorsión.
En la dependencia de avenida Belgrano al 1600, en el barrio porteño de Monserrat, los policías federales están acostumbrados a otro tipo de detenidos. El perfil de los sospechosos por drogas es muchas veces lejano al de importantes empresarios y altos ejecutivos habituados a Puerto Madero o los countries de la zona norte del Gran Buenos Aires.
Sin embargo, la sede de la Superintendencia suele utilizarse para casos excepcionales como este. Es el lugar de detención previo a ser indagados por el juez y eventualmente ser liberados o enviados a una cárcel federal, donde el escenario se pone peor. Varios de estos empresarios lo vienen experimentando en el penal de Marcos Paz.
Los empresarios pasaron pocos días en Drogas Peligrosas. Los suficientes como para acceder a declarar esta hipótesis de semiarrepentimiento. “Sáquenme de acá”, le dijo uno de ellos a un familiar cercano a pocas horas de ser detenido. Otro empresario venía de viajar en primera clase en una de las líneas aéreas más exclusivas del mundo. De esa first class pasó a la orina y el vómito ajeno. El shock puede ser demoledor, cuentan los investigadores. Al que se vio con mayor “entereza” fue a Gerardo Ferreyra, de Electroingeniería, quien ya estuvo detenido durante la última dictadura militar junto al kirchnerista Carlos Zannini.