POLITICA

El padre de Jimena Hernández es candidato a legislador porteño

Denunció que "mafias" en la Justicia consagraron la impunidad en la causa por el crimen de su hija, en 1988. Qué propone. Fotos. Galería de fotos

Hernández, 20 años después, es candidato a legislador.
| Cedoc

El caso conmocionó a la opinión pública el 12 de julio de 1988. Jimena Hernández, una nena de 11 años, apareció sin vida en el fondo de la pileta del Colegio Santa Unión de los corazones sagrados (hoy rebautizado Colegio Monseñor Dillon) en el barrio porteño de Caballito. Había muerto por sofocación.

Desde entonces, pasaron 22 años, cuatro jueces, dos autopsias y un centenar de testigos. En ningún caso, aunque hubo sospechas, se dio con el asesino y la investigación durmió en tribunales. Jorge Hernández, padre de Jimena y batallador en soledad junto a su ex mujer Norma Monfardini, se cansó de plantear una hipótesis: a su hija la mataron porque “vio algo”.

Dos décadas después, apuntalando una lista que tiene al abogado denuncista Enrique Piragini como candidato a Jefe de Gobierno, el hombre se lanza como legislador. El lema del Frente de los ciudadanos, su partido, es "la solución para los problemas de expensas":

- Perfil.com: ¿Ideológicamente dónde se ubican?

Pensá que en nuestro grupo somos administradores de edificios, con todo tipo de ideología. Somos personas que no distinguimos por ideología política: hay radicales, peronistas, comunistas, nacionalistas, todo lo que se te ocurra. Entonces, vamos por cuestiones concretas para mejorar la calidad de vida de la gente y evidentemente hacer posible que se vuelva hacía atrás un poco en cuanto a todas estas obligaciones de los consorcios que han convertido a las expensas en el principal problema que tiene la gente en forma permanente.

- ¿Este es su primer intento en política?

- Nunca había participado. Hubo un momento, en el 2003, donde un grupo de conocidos y demás habían intentado darme un pre candidatura a jefe de Gobierno pero nunca intervine en política pero me he dedicado a ayudar a la gente en los consorcios.

- ¿A Piragini lo conocía desde antes?

En lo personal, lo conozco desde hace diez años o más cuando fundé la Comisión nacional contra la Inseguridad junto con otras familias que habíamos pasado hechos traumáticos y dolorososo para nosotros como Emilce Peralta, Ada Morales, Gladys Cabezas. Una ONG para reclamar justicia por todos los casos impunes que hay en la Argentina y contra las injusticias que hay con respecto a los delitos.

- El caso de su hija sigue siendo un misterio...

Es misterio para la Justicia, impunidad para la Justicia pero es no es ningún misterio porque se sabe todo lo que pasó, cómo pasó.

Lo que pasó, para Hernández, está bastante claro: sostuvo, desde siempre, que su hija vio cómo traficaban drogas en el colegio católico. Ese dato, según dice, se lo comentó un preso de la cárcel de Devoto, cuando le tocó pasar 30 días detenido.

- ¿Por qué cree que no se avanzó sobre los responsables de traficar, según usted, la droga en la escuela?

Lamentablemente la Justicia tiene una deformación moral. Nosotros, las víctimas, somos los victimarios sociales de los delincuentes. Entonces, protegen a los delincuentes y persiguen a las víctimas, en todos los casos. Sancionándolas en lugar de perseguir a la delincuencia.

- ¿Y qué propone?

Hacer posible que se investigue a fondo. Que haya capacidad, no sólo mental si no tecnológica también para investigar, que los jueces no estén atornillados a sus puestos y que estén seguros y que se los renueve cada cinco años por mandato popular.

- Usted tuve una condena por estafa a un consorcio e “inobservancia de los deberes de familia”.

Después de un año y medio de ver secuestrados a mis hijos vivos y al no poderlos ver (por culpa de su madre y la banda que la rodeaba) me costó una condena por calumnias por defender el derecho de los chicos de este país de ver a sus padres no convivientes.

- ¿Y estuvo prófugo?

Sí, dos años. Y estuve preso 30 días en Devoto con una condena de dos años (dictada) por un juez que era socio del abogado que hacía el juicio. Tuve una condena en ese consorcio, es cierto, pero me debían plata a mí pero casualmente era una persona del mismo juzgado y por cuestiones hasta religiosas le diría hizo lo imposible para que me condenaran.

(*) de la redacción de Perfil.com

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