Aunque entró tras la salida de Fabián Gutiérrez, el ascenso de Pablo Barreiro como el secretario privado preferido de Cristina Fernández de Kirchner llegó tras la renuncia de Isidro Bounine, el 13 de marzo de 2011. Un año antes, cuando comenzó a trabajar en la Casa Rosada, Barreiro tenía 26 años. Una joven promesa.
En los pasillos de la sede gubernamental lo definen como "un chico inteligente, amable y humilde", que se ganó la confianza de CFK por una cuestión familiar: su padre fue durante años secretario de Néstor Kirchner y administrador de uno de los hoteles de la jefa de Estado. Pero Pablo supo conservar esa confianza. A la Presidenta le gusta cómo trabaja.
Barreiro es el que canaliza los correos electrónicos que se envían a la oficina presidencial y, muchas veces, es el que maneja las redes sociales de CFK.
Sin ir más lejos, ayer, en Vietnam, se lo vio sacándole fotos con su celular a Cristina, mientras ella salía de uno de los túneles de Cu Chi. Más tarde, en la cuenta oficial de Twitter de la mandataria aparecieron los retratos acompañados por una catarata de tuits describiendo los lugares que había visitado.
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