Roberto Armando López es otro de los hombres clave del engranaje de la maquinaria financiera que montó Néstor Kirchner. Desde 2004 maneja la millonaria caja de Lotería Nacional, pero antes fue jefe del empresario Lázaro Báez en el Banco Santa Cruz. En 2007 fue denunciado por “direccionar” licitaciones y dejar de suministrar las estadísticas de casinos y loterías.
Se reconoce como un “pingüino puro”, de hecho desembarcó en Buenos Aires cuando Kirchner llegó a la Casa Rosada. Pese a su bajo perfil, en Río Gallegos lo recuerdan como uno de los que manejó la privatización del Banco Santa Cruz , junto a Báez y a Francisco Larcher, subsecretario de la Secretaría de Inteligencia.
En 1996 Kirchner lo nombró interventor del Banco, cargo que ocupó hasta que se privatizó en 1998. Durante ese período “se entregaron préstamos millonarios que jamás fueron devueltos”, recordó Javier Bielle, ex diputado provincial por la UCR, durante una comunicación telefónica con PERFIL.
Para la privatización, Kirchner nombró a Larcher como representante del Gobierno en el directorio, a Carlos Muratore como director del Ente Residual, y a Báez como su segundo. López se mantuvo como interventor hasta que se completó la privatización y después “asesoró al Ente Residual”, agregó un ex empleado del banco que quedó en manos de Enrique Eskenazi.
El Ente Residual se ocupó de administrar los millonarios fondos estatizados de los deudores del banco. Bielle derramó sospechas sobre “el destino final de la deuda que terminó asimilando el Estado. Ahí se manejó lo que quedó fuera del sistema bancario”.
En 2007 la Justicia investigó a López por “direccionar” licitaciones, la causa llegó al juez federal Julián Ercolini. La denuncia la presentó una empresa privada y Manuel Garrido, en ese momento fiscal de Investigaciones Administrativas, requirió medidas de prueba y pidió que se lo investigue por negociaciones incompatibles con la función pública. “Claro que lo recuerdo, es una de las tantas denuncias que deben haber quedado congeladas”, dijo Garrido en diálogo con PERFIL.
Muratore también fue clave. Actualmente es uno de los jueces subrogantes de Santa Cruz y mientras estuvo como director del Ente Residual, su esposa, Laura Ballester, integraba el Tribunal Superior de Justicia. Y hay un dato de su pasado que el kirchnersimo siempre se encargó de tapar: Muratore fue ministro de Educación de la provincia de Santa Cruz durante la dictadura.