Varios funcionarios recibieron en los últimos días llamados de parte de Amado Boudou. El pedido: que lo salieran a defender. Desde que la Casa Rosada le ordenó que explique –siempre en medios afines– su relación con el caso Ciccone, Boudou buscó desesperado algún respaldo dentro del gabinete. No lo consiguió hasta ayer.
La Presidenta y su equipo de comunicación entendieron que la defensa del vice era débil y la podía arrastrar. Primero dijo que era “todo mentira”. Después reconoció que había envíado una “nota”, que resultó ser la famosa respuesta a la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). Y más tarde admitió que Ciccone, eventualmente, iba a hacer una “tarea paralela” si es que al Gobierno le faltaban billetes.
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